lunes, 26 de abril de 2010

Dos céntimos



El otro día Cascarrabia´s Kid discutía en la cocina con Campanilla. Quería sacar dos céntimos de la hucha y Campanilla se negó. Uno tiene la suficiente experiencia como para saber cuándo no debe meterse en una discusión entre madre e hijo. Ese era uno de esos momentos.

Más adelante traté de conocer los motivos de la discusión. No fue fácil. Resumiendo: Cascarrabia´s Kid se había peleado con un compañero en el patio del colegio, vamos, que le cascó de lo lindo, y el agredido había amenazado con chivarse a la señorita. Cascarrabia´s Kid aterrorizado por las consecuencias de tal denuncia, había llegado a un acuerdo con el chivato: el silencio costaba dos céntimos. A Cascarrabia´s la autoridad le impone.

Qué problema había. Al llegar a casa echaba mano de la hucha y asunto solventado. Lo que no sabía Cascarrabia´s Kid es que su hucha es una inversión a plazo fijo y no es tan sencillo deshacer posiciones. Riete tú de los planes de pensiones.

Campanilla no le permitió transitar por el camino más fácil: la hucha, y yo le dejé bien claro que una deuda es una deuda y que las deudas hay que satisfacerla siempre. Con esas cosas, pocas bromas.

Cascarrabia´s Kid estaba por tanto en un gran dilema. Tenía vedado el acceso a la hucha y tenía la obligación de saldar la deuda adquirida. Qué hacer.

A Cascarrabia´s Kid se le propuso ganarse los dos céntimos. Espero que ningún miembro de UNICEF lea este blog porque hemos explotado a un niño, le hemos hecho trabajar sin seguro social de ningún tipo, por un sueldo realmente de mierda, en una situación de semiesclavitud y, para más inri, el salario va a ir a parar al bolsillo de otro. El muchacho ha hecho sin duda el negocio de su vida.

¡ Si por lo menos fuera capaz de sacar las enseñanzas adecuadas!

En otro orden de cosas, lo que más me preocupa es el poder del miedo, el que Cascarrabia´s Kid tenía a la reprimenda de la señorita y el que demostró a qué yo supiera qué es lo que había pasado con su compañero, con Campanilla y con los dos céntimos. Pero de eso hablaré otro día.

O no.

viernes, 23 de abril de 2010

Besos



Los besos de Cascarrabia´s Kid son muyyyyyyy caros. Como el Cometa Halley o como al año Santo Compostelano suceden muy de cuando en cuando.

Cascarrabia´s Kid es un niño impetuoso, inquieto, áspero como la lija, atolondrado, un culo de mal asiento. Abrazarle puede ser más incómodo que restrejarse el culo con una ortiga y, sin embargo, sus besos son leves, etéreos, ingrávidos, casuales, delicados.

A veces no hace falta pedírselos. Vienen sólos, cuando menos te lo esperas. Esos son gloriosos y dejan un poso de sorpresa y gratitud. La mayoría de las veces se los pides y te los niega. Están también los besos de la reconciliación, los que nacen de la envidia con el Agente Naranja, los que restañan las heridas, los del perdón, los debidos, los de las buenas noches y otros de género menor.

Pero a mi los que más me gustan son otros.

Son los besos cuando está contento y le observo en la distancia y adivino en sus ojos el brillo de los dioses y me sorprendo de cómo ha crecido y me pinza el orgullo de ser su padre y el cosmos está en perfecto orden y de pronto me ve y se me acerca, ajeno a las circunstancias. Entonces le muestro la mejilla y acerco la cara a la altura de sus espectativas y capta el mensaje y se acerca con la mayor naturalidad del mundo y en el universo se abre un paréntesis fuera del espacio y del tiempo y antes de posar sus labios en mi mejilla, hace una parada breve, infinitesimal, como un brasileño lanzando un penalti con "paradinha" y luego por fin sus labios rozan mi mejilla, más leves que el aleteo de una mariposa. Hay tanta intención en ese beso, tanta técnica; es el gesto de un pintor firmando una obra de arte.

Luego, se va.

- ¿ Qué has dicho?

- Pinchas, papá.

Y todo es justo y perfecto.

jueves, 15 de abril de 2010

Las Piedras (1)




La tribu de los Melitones conocían las trascendencia de las piedras sagradas y les rendían culto. Las piedras eran la ley, la verdad, todas las respuestas, el hilo conductor que aclaraba la vida, la felicidad, el dolor y la muerte. Su culto daba la clave que cerraba el círculo y daba sentido a la existencia.

Los Melitones vivían en una tierra árida, pobre, seca, proclive a los iluminados y a las alucinaciones. En la tierra de los Melitones el tiempo avanzaba a trompicones, por la sombra,con dificultad. El paisaje dolía y dañaba. Sólo las piedras eran consuelo, sentido y forma.

Los Melitones eran muy celosos de su secreto, no por miedo a perderlo, sino por respeto; veleban por su piedras con veneración y humildad, mas su culto poco a poco se fue extendiendo por el resto de las tribus del desierto como un viento terco que se cuela por todos los resquicios. Todas las tribus cercanas acabaron sometidas a la verdad trascendente de las piedras de los Melitones, se sumían gustosos a la esperanza, al discurso, al consuelo, a la certeza del obstáculo.

Los Facundos, una de las muchas tribus del desierto, gente mercanaria e interesada, demostraron desde el principio una gran devoción en la fe de las piedras y ahondaron en el estudio, en los más nimios matices de su devoción, en la interpetación de los signos que de las piedras emanaban. Poco a poco se erigieron en los únicos intepretes del misterio, en los administradores de la fé, en los sumos sacerdotes, en los acaparadores de la verdad.

Los Melitones les observaban con prepotencia, incluso con burla, ¡ qué sabrían ellos de sus piedras!, pero cuando los Facundos les comentaron que era necesario construir un gran templo en el predio más alto de la ciudad, donde proteger y resguardar las piedras y donde todas la tribus pudieran acudir libremente y rendirles culto, se dejaron convencer. Los Melitones les creyeron, cedieron y perdieron la custodia de sus piedras para siempre, ellos y todas las tribus. Ahora las piedras sagradas de la ley eran siervas de sus guardianes.

A pesar de los pesares las tribus del desierto no perdieron un ápice de interés y amor por sus piedras, aunque la ley natural y sencilla que emanaba de ellas desde sus orígenes se desvirtuara por la interptretación que de ella hacían y difundían los Facundos y otros exégetas que fueron surgiendo.

Continuará...

lunes, 12 de abril de 2010

La expedición Balmis



A los indios de América no les exterminó el hombre blanco, sino las infecciones. Los soldados que acompañaban a Hernan Cortés y a otros conquistadores poseían armas de destrucción masiva: los virus. Fueron los precursores de la guerra química. La población americana carecía de anticuerpos para luchar contra semejante invasión y se vieron seriamente diezmados.

Hasta bien entrado el siglo XVIII la viruela era una de las enfermedades más mortíferas a ambos lados del Océano Atlántico. Fue el británico Edwar Jenner quien desarrolló en 1796 la primera vacuna contra esta enfermedad observando que la viruela de las vacas protegía de la infección a los humanos que estaban en contacto con los rumiantes. El trabajo se publicó en 1798 y la vacuna llegó a España en 1800.

Al monarca español de Carlos IV le tenían preocupado las noticias que le llegaban sobre la epidemia de viruela en sus posesiones de ultramar y conocedor de los descubrimientos del doctor Jenner ordenó una expedición para llevar la vacuna a aquellos territorios antes de quedarse sin súbditos.

Pero los deseos de los monarcas no siempre obtienen la respuesta adecuada y menos con la rapidez requerida.

De hecho lo que deseaba don Carlos IV era inviable con la tecnología de la época. ¿Cómo consegir hacer llegar la vacuna a America tras una larga e incierta travesía marítima y sin neveras que mantuvieran al virus activo y en condiciones de ser inoculado?

Chupao. Para eso estaba nuestro buen amigo Don Francisco Javier Balmis.

Pancho Xavier era un militar y cirujano español que había viajado a America y conocía de primera mano los estragos que la viruela estaba ocasionando en el nuevo continente. Pero sobre todo, como todo buen militar y mejor científico, logró hacer de la necesidad virtud. Conocedor del ciclo vital del virus de la viruela, convenció al monarca para organizar una expedición donde le virus viajaría inoculado en el brazo de niños sanos. El virus iría pasando así de brazo a brazo a medida que se fuera cumpliendo el ciclo del virus de la viruela, siempre fresco, siempre vivo y activo, hasta arribar a las tierras del nuevo contiente. La idea debió parecer descabellada a más de uno. Pero el doctor Balmes logró convencer al monarca y que la corona sufragara la expedición.

En 1803 partió del puerto de La Coruña la conocida como "Expedicón Balmes" con 22 niños huérfanos entre 8 y 10 años con la visionaría misión de llevar la vacuna de la viruela en condiciones de ser utilizada. Lo lograron.

Los estudiosos sin embargo no se ponen del todo de acuerdo sobre la incidencia real de la expedición Balmes en le Nuevo Continente. Hay quienes defiende que cuando llegó la Maria Pita ya se habían desarrollado las primeras vacunas a partir de las muestras obtenidas de marineros contagiados o por otros medios. Pero lo que no se le puedo al doctor Balmes y al rey Carlos IV es que su iniciativa supuso la primera campaña de salud pública programada a nivel mundial.

El progreso de la humanidad se escribe a través de pequeñas inciciativas como la aquí recogida.

Por cierto, pasado mañana es 14 de abril.

sábado, 3 de abril de 2010

Vacaciones Tilatruá



"Tiempos modernos" es una de las últimas películas de Charlot. El cine sonoro era ya un hecho y el actor británico se negaba a entrar por el aro. Charlot era un personaje de cine mudo que nunca sobreviviría al cine sonoro. Y lo sabía. En "tiempos modernos" por primera vez se escuchan dialogos hablados en una pelicula de Charlot- los frías órdenes del gerente de la empresa pidiendo que se acelere el ritmo de producción -, pero también sobreviven los viejos y clásicos carteles en blanco y negro aclarando la trama o comentando un diálogo.

Al final de la película Charlot es contratado como camarero y debe cantar. ¿ Cantar Charlot ? Pues sí, pero la canción es antológica. Charlot simula no recordar la letra de la canción y la chica se la escribe en los puños de la camisa. Todo perfecto. Suena la música y tachán, el camarero-artista sale a cantar al comedor-escenario. Al segundo aspaviento de baile los puños salen volando y ... se quedó sin letra. Gran apuro. Los músicos repiten los acordes de la entrada una y otra vez esperando a que comience el solista. Charlot mira a la chica en busca de ayuda. La chica le dice que cante, que lo de menos es la letra y ... Charlot se lanza y canta. Es una canción sin pies ni cabeza, mezcla de cien idiomas, cuyo estribillo acaba siempre igual "tirulaliru tilatruá". La canción no tiene ningún sentido pero la historia se entiende perfectamente gracias a la inimitable gestualidad de Charlot.

Al Agente Naranja y a Cascarrabia´s Kid les encanta esta película, pero sobre todo se tronchan con la canción. Por eso nuestras vacaciones de Semana Santa han sido las vacaciones "trilatruá". Porque durante los siete días cualquier momento era bueno para emular a Charlot. Y si el original es bueno, las copias, aunque malas, no son menos tronchantes. En estas vacaciones la relación entre padres e hijos ha evolucionado considerablemente. Ahora son de complicidad. No sólo compartimos el tiempo, las riñas y los espacios comunes. Ahora hemos empezado a compartir los gustos, las aficiones, las canciones, las complicidades. Nos podemos comunicar con códigos exclusivos de la familia y nos divertimos mucho empleando esos códigos. Parecemos adolescentes ¡ Es toda una nueva dimensión! Y todo sea dicho, me gusta, nos gusta. En dos palabras: "tirulaliru tilatruá".

El segundo descubrimiento de los muchachos no ha sido menos deslumbrante. En el hotel había una pequeño disco bar donde había un relajado ambiente familiar después de cenar. Había un grupo de adolescentes británicos meneando al esqueleto con cierto desparpajo y Cascarrabia´s Kid y el Agente Naranja se quedaban hipnotizados mirándolos. Hipnotizados no es hacerles justicia, se quedaban lelos, directamente lelos. Ese fue la segunda gran sorpresa, descubrieron que su cuerpo sirve para algo más que para empuñar una espada láser y tirarse pedos. Y aunque la principio les costó animarse a salir a la palestra, cuando lo probaron les fascinó. Cascarrabia´s Kid baila como un funcionario. Si la animadora dice levanta el brazo, le brazo se levanta y punto. Pero gracia y salero... ay, de eso nada de nada. El Agente Naranja, sin embargo, confunde el ritmo con la acrobacia y quiere poner de moda el baile de la croqueta, visto cómo se reboza por el suelo.

El baile "tilatruá" sin embargo, lo bordan.