miércoles, 25 de enero de 2012

De la mano



A Campanilla y a mi nos encanta ir por la calle de la mano del Agente Naranja. También nos encanta ir de la mano de Cascarrabias´ Kid, pero no se deja. Ir de la mano es un placer y una necesidad, del mismo modo que los científicos necesitan demostrar la existencia del Bosón de Higgs para que la materia que nos rodea tenga sentido, lógica y equilibrio; del mismo modo que el protón no es nada sin su electrón. De la mano, orbitamos, formamos una unidad mínima de materia, un átomo de sentido.

La mano del Agente Naranja es liviana y sutil. No ejerce fuerza, pero el lazo no se rompe. El Agente Naranja domina la técnica y como los verdaderos y únicos dioses que en el mundo han sido atesora el insólito don de la ubicuidad. Esta aquí y en otro sitio. Está aquí, de la mano, conmigo, caminando y, a la vez, está en los lugares más insólitos: en las lunas de Naboo adiestrando a su Padawaan, a bordo del Unicornio con el capitán Hadock, en un indomable pueblo de la galia con un menhir a la espalda, en la cubierta de la Perla Negra arengando a su tripulación, en un campo de rugby de Auckland marcando un ensayo imposible.

Al Agente Naranja es darle la mano y desatársele la imaginación. A Cascarrabias´Kid, sin embargo, las pocas veces que en el mundo han sido, es darle la mano y desatártesele la lengua. Larga como una portera.

sábado, 21 de enero de 2012

La pizza


El otro día fuimos los tres al supermercado a comprar una pizza para la cena. En malo hora. Elegir pizza es de lo más complicado del mundo. Que si la hawaiana no, que tiene piña, que si esa otra no, que tiene salchichón, que si la cuatro quesos otra vez no. La tensión se podía cortar con un cuchillo. Al final acabamos comprando la pizza del consenso. La de jamón y queso, sosa, sosísima, de la que todos estamos más que hartos pero es la única en la que somos capaces de ponernos de acuerdo.

Si se fijan es lo mismo que sucede a menudo con la política. Las cosas no cambian porque no hay manera de que nadie se ponga de acuerdo. Cuando se abordan las reformas, de las propuestas iniciciales a los resultados finales media un mundo.

No son están líneas un alegato a favor de las dictaduras ni de las mayorías absolutas, es un alegato a favor desde luego del consenso, pero también de la empatía y del riesgo.

A veces pienso que me moriré sin saber cómo sabe la pizza barbacoa.

domingo, 8 de enero de 2012

Postdata



Estimadas Majestades de Oriente:

Este año no me he molestado en redactar la habitual carta solicitando sus prebendas, favores y enchufes, me limito a enviarles la postdata y para informarles que sus huestas han sufrido una nueva baja.

En el mes de diciembre hubo que revelar a Cascarrabias´Kid su mágica identidad. En el patio del colegio corrían rumores sobre la verdadera naturaleza de su monarquía y decidimos cortar la hemorragia antes de que contagiara al Agente Naranja y a otros niños cuyo contacto suele ser cotidiano.

Su reacción al conocer la noticia fue desconcertante. Le llamaba la atención
a) que los verdaderos reyes fueran capaces de esconder los regalos con tanta pericia.
b) que sus padres fueran capaces de un dispendio económico tan alto todos los años. No están acosrtumbrados.

Digamos que ha dejado de creer en los Reyes Magos para profesar su fe en los Padres Sorprendentes. Con todo, se lo ha tomado deportivamente.

Tenemos la fundada sospecha de que el Agente Naranja también se huele que su magía atufa, pero no hemos querido ahondar en el tema por miedo a dar un paso en falso. Lo que sea será.

En cuanto a su generosidad... no hay queja, salvo que cuando la venda definitivamente de los ojos, las navidades perderán para mi definitivamente el poco interés que tenían.

Si les sobra un poco de alegría, sean generosos, derramen unos cuantos frascos ahí por donde vayan.

Suyo
Culo Gordo.

jueves, 5 de enero de 2012

EL PAPANATAS



La historia merece la pena ser contada.

Campanilla está con los chicos y sale a relucir la palabra papanatas, creo que en la televisión. Uno de ellos pregunta, ¿ qué es papanatas? Campanilla se levanta a por el Diccionario de la Real Academía Española y lee: "( de papar y nata) 1.- com. coloq. Persona simple y crédula o demasiado cándida y fácil de engañar".

La reacción del Agente Naranja fue fulminante. Se echó las manos a la cara, la ocultó en el sillón y comenzó a lamentarse: ¡ Soy un papanatas, soy un papanatas!.

Si van a Calatayud por dios, no pregunten jamás por la Dolores y si vienen a mi casa, no mencionen la palabra. Ya valió de cachondeíto.

domingo, 1 de enero de 2012

San Silvestre 2011



En ocasiones es necesario que pase mucho tiempo para poder entender las cosas. Yo he necesito todo un año. El año 2011 en su conjunto no ha sido un buen año. No ha sucedido nada especial pero en el día a día ha habido más zanjas, más charcos, más niebla, más frío, más curvas y más cuestas, de tal manera de que la sensación en los días finales es de mucho desgaste, de cansancio, de mucho desánimo, de derrota, de abandono. Quedan menos fuerzas para emprender las mismas batallas de siempre. Cuesta más ver los apoyos de quienes nos aprecían, nos acompañan y nos sostienen con su silenciosa presencia en eso que llaman la aventura del vivir. El 2011 no ha sido un año triste, ha sido aún peor, ha sido un año sin alegría.

Ayer corrí la San Silvestre. Hace cosas de dos meses me llegó un correo de mi amigo Chufa recordándome que este año me había comprometido a hacerlo. No recuerdo haberme comprometido a nada, pero conociéndome, seguro que así fue. Él año pasado él la corrió y tras la carrera fuimos a un bar a celebrarlo. La euforía de fin de año me empujaría a comprometerme a realizar lo que sabía que sería improbable. Cuando me llegó su correo le respondí que no se olvidara que no hace mucho había pasado por el quirófano y que no estaba en mi mejor momento. No el valió la escusa; él también había pasado por el quiráfano para una operación de chapa y pintura y estaba dispuesto a correr. Tenía razón. Antes de que me llegase el correo de Chufa yo sé que tenía que correr la San Silvestre aunque aún no sabía muy bien porqué. Esos días empecé a prepararme para la carrera. Psicológica y físicamente.

Los chicos también habían corrido la San Silvestre el año pasado. Cascarrabias´Kid hizo una carrera fenomenal, quedando entre los diez primeros. La carrera del Agente Naranja fue accidentada. Nada más dar la salida, le arrollaron, se cayó y cuando intentó reincorporarse le pasaron por encima y le pisotearon los que venían por detrás. Ni yo ni campanilla lo vimos. Nada más dar la salida me dirigí a la línea de meta para verles llegar. El Agente Naranja se levantó y completó los 500 metros de la carrera. Yo llegué a la línea de meta uno o dos minutos después que el Agente Naranja. Me lo encontré de espaldas hablando con su hermano, mostrándole la herida y la sangre de su caída. Cascarrabias´Kid cuando me vio me contó alarmado lo que le había pasado a su hermano. El Agente Naranja se giró, me miró y no pudo contener las lágrimas por más tiempo. Lágrimas sin llanto ni ruido. En su rostro se reflejaba la derrota, la humillación, el miedo, el dolor, la injusticia, la incomprensión absoluta, la necesidad de amparo y consuelo, todas las contingencias de la vida de las que todos los padres nos gustaría proteger a nuestros hijos durante toda la vida. Eran lágrimas secas y duras. Jamás olvidaré ni esa mirada ni esos ojos. En ese momento no había mucho más que decir, ni ningún consuelo posible. Me arrodillé y le abracé, aún sabiendo que los dagrones, el lobo feroz y los orcos ya no le abandonarían jamás. Decirle en eso momento lo orgulloso que estaba de ellos, de él, hubiera sonado a falso.

A lo largo de esta año salió más de una vez a relucir el tema de la San Silvestre. Sonaba aún algo lejos, pero había ganas de que llegara la fecha. Estos últimos días la hemos estado preparándonos juntos y salimos un día a correr los tres. Cascarrabias´ Kid fantaseaba con su victoria. El Agente Naranja escuchaba en silencio. Su carrera era mucho más profunda e importante que la victoria, su carrera era una duelo con el destino, un ajuste de cuentas, la conquista de una reparación.

He tardado un año entero en entenderlo. Los dos necesitábamos correr ayer por la noche. Él para exorcizar el miedo del año anterior y yo tenía que estar ahí, compadeciendo, para poder decirles luego sudoroso y reventado que no ganan los que llegan los primeros, si no lo que se caen y se levantan de nuevo, los que ponen el listón siempre un poquito más alto que sus propias expectativas.

Por cierto, ayer el Agente Naraja también se cayó en la salida, pero la sensación al final de la carrera era completamente diferente, los orcos huían con el rabo entre las piernas.

Personalmente en el 2012 sólo espero una cosa, recuperar la alegría. Nada más. Abriré de nuevo los ojos para apreciar las silenciosas presencias.