viernes, 19 de febrero de 2016

El eco y la razón

Cómo averiguarlo ahora
En qué momento la luz
capituló,
se encerró en si misma y palideció.
El alborozo es un rostro ajado
y asaeteado por el uso.


Por más que escarbo en la memoria
no se atisban ni mentiras
con que tirar del hilo.
Estamos en los mismísimos brazos de la conjetura.


Desde aquí no se ve ya el fondo.
La piedra sigue cayendo sin fin.
Hacia adelante.
Cincuenta soldaditos desfilan a lo lejos
Ya vienen. Eins, Zwei, Eins, Zwei.

Todavía algún día se escuchan
a duras penas
los groseros grumos de lodo
abriéndose camino por la cañerías.
Se agarran en el pensamiento
y flirtean con los presagios.

A la aristocracia se le está quedando cara de boba
Aquí se ha cometido un crimen.
¡El más abominable de todos!
Las estrellas flotan en el lago
sin rumbo. Hechas jirones.
Se idolatran los reflejos.

Te sorprendería
Lo duro que se ha vuelto mi corazón.
Podrías romperte los dedos con solo rozarlo.