viernes, 12 de junio de 2009

El precio del pan



Hay algunos bienes de consumo cuya demanda es muy sensible al precio, pequeñas variaciones en su precio provocan grandes variaciones en la cantidad demandada. Se dice de ellos que tienen demanda elástica. Los bienes que, por el contrario, son poco sensibles al precio son los de demanda inelástica o rígida. En éstos pueden producirse grandes variaciones en los precios sin que los consumidores varíen las cantidades que demandan.

Por ejemplo, el pan de harina de trigo es un producto típicamente inelástico ya que es considerado un artículo de primera necesidad, de tal manera que, aunque el precio del mismo subiera drásticamente, la demanda no se modificaría en la misma medida (duplicar el precio de la barra de pan no provoca que la demanda baje a la mitad), mientras que bajar su precio no supondría un aumento de la demanda (que la barra de pan baje su precio a la mitad no provocará que consumamos el doble de pan).

Los dos hermanos de Gandía que contrataban inmigrantes sin papeles para trabajar en su obrador conocían como nadie la inelasticidad de su negocio y no se resignaban a ganarse el sustento cada día con el sudor de su frente por un pírrico beneficio y optaron por poner en práctica la elasticidad moral. Y sabido es que la moral es de todas las cualidades humanas, la más inelástica de todas, porque cuando la estiras una primera vez, jamás recupera la forma original.


Franns Rilles Melgar es un trabajador Bolibiano que llegó a España buscando el Dorado y se encontró que el Dorado no era el Dorado sino un timo devaluado. Y se encontró de pronto en un país extraño, sin papeles, excluido, pobre y donde se le cerraban todas las puertas.

Hasta que se encontró con los dos hermanos de Gandía, dos trabajadores como él, que sabían lo que era ganarse el pan con el sudor de su frente y que decidieron darle una oportunidad. Le contrataron. Cómo iba a ser ilegal contratar a un trabajador como ellos. Las leyes podían decir lo que quieran, pero la justicia estaba de su lado sin dudarlo. Comenzó la relación laboral, los hermanos contactos y Franns también.

La jornada laboral con la crisis comenzó a hacerse más elástica que nunca y estirando estirando llegó llegó a las 14 horas diarias. De qué te quejas Franns que si no fuera por nosotros estarías en la calle tirado como un perro. Y Franns aceptó porque era un afortunado jodido, pero afortunado. La jornada laboral resultó que también era inelástica, porque agrandar agranadaba pero jamás volvía a su posición original.

El último elemento inelástico de esta historia fue el brazo de Franns. Lo perdió trabajando a destajo, sin papeles, sin contrato y sin seguro en el obrador de los dos honrados empresarios de Gandía. La máquina le sajó el brazo y los hermanos lo tiraron a la basura y amenazaron a Franns para que no contará lo que había pasado cuando le hicieron bajarse del coche a 500 metros del hospital con el muñón sangrando.


Los hermanos de Gandía habían estirado sus convicciones morales tanto, que el viaje de vuelta se había vuelto irreversible. Lo suyo fue una cobarde huída hacia adelante.

Los honrados y generosos trabajadores tienen ahora un serio problema encima y espero que el juez les haga pagar por ello.

A mi estos días el pan no me sabe igual. Tiene la desagradable textura del chicle.

martes, 9 de junio de 2009

Leer para saber


A menudo leemos para evadirnos de la realidad, pero en ocasiones deberíamos leer también para conocer mejor la realidad, por incómoda que sea. De eso va el libro que recomiendo hoy, de todas las mentiras, medias verdades y otras falsificaciones relacionadas con los derechos humanos, las democracias y las ONGs.

No hay peor ciego que el que no quiere ver y a menudo acabamos creyéndonos nuestras propias mentiras. Los países de la Unión Europea, ¿ somos verdaderas democracias?, ¿ defendemos los derechos humanos dentro de nuestras fronteras?, ¿ tenemos políticas apropiadas para la erradicación de la pobreza?. Lo cierto es que no, o no siempre y desde luego no de la manera adecuada.

Leeanlo. Cuestiónense con su lectura sus propias convicciones. Juzguen sus conciencias y la de su gobiernos. No es un libro cómodo, pero luego no digan que no sabían...

Estebán Beltrán, DERECHOS TORCIDOS, Tópicos, medias verdades y mentiras sobre pobreza, política y derechos humanos, Colección DEBATE, Random House Mondadori