sábado, 27 de febrero de 2010

Secundarios de la Historia. Rosa Parks



Los libros de Historia suelen fijar sus atención en los grandes hombres y se olvidan de los personajes anónimos que con su actitud mueven la rueda del mundo y, lo que es más importante, la mueven en la dirección adecuada. No nos engañemos, Alejandro Magno, Gengis Kan, Napoleón o Hitler ganaron muchas batallas y señorearon vastos imperios, pero lo cierto es que dejaron tras de si un rastro de cadávares innumerable. Me niego a aceptar que la Historia de la Humanidad deba escribirse siempre con sangre. Es necesario revindicar la vida y milagros de miles de personas más o menos anónimas que con sus actos, simples, ocurrentes, en ocasiones heroícos, contribueron a hacer este mundo un poquito más habitable.

En ejemplo de lo comentado en el párrafo anterior es Rosa Parks.

La señora Parks era una negra de Alabama cuando en los Estados Unidos la segregación era aún una forma de vida cotidiana y el país estaba partido en dos, el mundo de los blancos y el mundo de los negros. Ambos mundos compartían el mismo espacio físico, juntos, pero no revueltos. Esta forma de vida puede ser totalmente aceptable y respetable, salvo por un detalle. La baraja la tenían los blancos y daban las cartas como les daba la gana: imponían sus normas de exclusión a la minoría negra.

La señora Parks, como muchos otros ciudadanos de su misma raza, se rebelaba contra la segregacion a la que era sometida a causa del color de su piel. Algunas noches, cuando volvía rendida del trabajo, debía pensar, mientras cenaba delante del televisor, que que mierda de país era aquel, cuna de la libertad y de la democracia, si no podía desayunar en los mismos restaurantes que sus vecinos blancos o mandar a sus hijos a la escuela que quisiera. La tierra de promisión era un gran fraude para una parte de la población: los negros.

Entonces allá por 1950, la señora Parks, que era bien cabezona, se unió a la Asociación Nacional para el Avance del Pueblo de Color con la intención de luchar contra ese estado de las cosas.

Participar en la asociación estaba requetebien, pero para llenar el puchero todos los días había que doblar el espinazo horas y horas. Uno de esos días que la señora Parks debía haber concluido su jornada laboral y estaba reventaíta, mientras esperaba de pie en la parada a que llegara el autobús y sacaba los pies de los zapatos y movía los dedos para que recobraran el riego y se pasaba la mano por la nuca, para mitigar el dolor del cuello y pensaba en sus cosas porque los sueños son siempre el último reducto de libertad del ser humano y cuando soñamos ( Hölderling dixit) somos como dioses, vio acercarse el autobús de línea que tenía que llevarla casa. "Menos mal que ya llega", debió pensar. Pero imaginemos que el autobús venía a reventar de gente y que la señora Parks ve un asiento libre y se sienta y no repara si está en la zona reservada para los blancos o para los negros y arranca el autobús y ve que se levanta un murmullo a su alrededor, "mira que negra más desvergonzada" o algo parecido y cae de golpe en la cuenta de que ha puesto su culo en el asiento equivocado pero está tan cansada que no tiene ni ánimos para levantarse. Las paradas se van sucediendo y el autobús se va llenando más y más y los blancos que llegan se fijan y no dan crédito pero hete aquí que llega una contribuente blanca que debe pensar que los negros pagan sus impuestos o el tiquet del autobús con billetes del monopoli y se encara con la señora Parks y le exige que levante su culo negro porque ese asiento es sólo para culos blancos

Y ahora llega el momento álgido de esta historia, que es cuando la señora Parks dice: ¡no!.

Qué revuelo. Se detiene el autobús, se acerca el conductor, trata de convencer a la señora Parks, trata de sosegar los ánimos de los cotribuyentes blancos y como la señora Parks no da su brazo a torcer -creo haber comentado ya que era muy cabezona -, y estaba cansada y había pagado el ticket con un billete de curso legal, acabo viniendo la policía. " A ver ¿ qué pasa aquí? ". " Es esa negra, agente, que está orginando un gran alboroto y se niega a ceder su asiento a la buena de la señora Smith". "Ah. sí, conque esas tenemos. ¡Acompáñeme!"

La señora Parks acabo ese noche en el calabozo por haber cometido el execrable delito de defender su dignidad y revindicar su derecho a poner su trasero en cualquier asiento que estuviera libre. El informe oficial la acusaba, sin embargo, de perturbar el orden.

Su gesto no cayó en el olvido y fue objeto de un boicot en toda regla por parte de la población negra contra la compañía de autobuses de Montgomery, Alabama, promovida entre otros por un reverendo no muy conocido por aquel entonces llamado Martin Luther King.

En 1956 el caso Parks llegó a la Corte Suprema de los Estados Unidos que declaró que la segregación en el transporte estaba en contra de la constitución estadounidense.

Rosa Parks se convirtió en una icono para los miembros de su comunidad y, por ende, para toda la humanidad.

Gracias señora Parks

jueves, 25 de febrero de 2010

Esto lo arreglamos entre todos



Queremos arreglar esto, y no vamos a esperar a que nadie lo haga por nosotros. Porque si no lo arreglamos nosotros, ¿quién lo va a hacer?

Llevamos demasiado tiempo viendo en todas partes lo mal que está todo. Es casi lo único que nos cuentan.

Pero la crisis no solo está ahí fuera, también está en nuestras cabezas. Nos ha hecho perder la confianza, nos ha contagiado el pesimismo, el desánimo.

Esto es lo primero que debemos arreglar, queremos recuperar la confianza.

Tenemos motivos para animarnos. En esta web encontrarás muchos.

Historias de gente como tú y como yo, que se han enfrentado al momento, que demuestran que con ilusión, entrega y compromiso se puede conseguir todo.



Gente que cree en sí misma y lo demuestra a diario desafiando la crisis.

Por ejemplo, ¿sabías que cada mes se crean cinco mil empresas en este país? ¿No te parecen cinco mil poderosas razones para creer?


Queremos que conozcas esas historias, que te inspiren, que te animes, que las compartas, que formen parte de las conversaciones y que consigamos que acaben llegando a los medios de comunicación, a los telediarios, a los editoriales, entre las noticias de lo malo y lo peor.


Tenemos que contagiar la confianza de la misma manera que se ha contagiado el pesimismo.


Porque cuando tú, y tú, y tú, y yo, nos convertimos en nosotros, no hay nada que no podamos arreglar.

lunes, 22 de febrero de 2010

Los aludidos




¡Eh tú culo gordo!

Vale que te aproveches del ciberespacio para contar nuestras intimidades y poner nuestra biografía en almoneda. Vale que nos hayas buscado esos motes ridículos. Vale que nos uses como cobayas con todos tus experimentos culinarios y tus cocinitas. Vale que te empeñes por tenernos todos los fines de semana de la cequa a la meca. Vale que sean un racano y nos prives de cromos, de chuches y de otros muchos bienes de primerísima necesidad. Pero por lo que ya no tragamos es por lo de los coscorrones. Eso si que no.

¿ Una bofetada, un pescozón, un coscorrón atentan contra la integridad del individuo? Pues claro que sí. ¿ O que te crees, que somos de piedra? Cualquier acto de agresion nos subleva, nos indigna, nos enrabieta, nos denigra, venga de donde venga y sea del tamaño que sea. Que somos desobedientes, ya lo sabemos. Que no siempre hacemos lo que debemos, lo que no se nos pide o cuando se nos pide, bueno, es cierto. Pero eso no os da ningún derecho a ponernos la mano encima. Y si tú, cuando tenías nuestra edad, no pensabas igual es que no tenías sangre en la venas. "Papá, papá, no recuerdo un pescozón que no me mereciera" Tú eras tonto, chaval: dicho sea desde el máximo respeto que nos mereces, oh progenitor, progenitor.

En fin, vamos a llevarnos bien. A partir de ahora nada de sopapos, pescozones, coscorrones, empujones, tirones, zarandeos, vozarrones, gritos, miradas inquietantes, silencios elocuentes, amenazas desnudas, castigos castrantes, reprimendas, sermones, comidas sin postre, etcétera ,etcétera, etcétera. ¡ Viva la república de Nunca Jamás!

Un consejo: ve practicando con el power point.

Tuyos Cascarrabia´s Kid y El Agente Naranja

jueves, 18 de febrero de 2010

Cuando las barbas de tu vecino...



Querido padre:

Hoy me he desayunado con la noticia de que un juez ha condenado a un padre a 55 días días de trabajos sociales y a seis meses de alejamiento por darle un sopapo a su hijo de once años. Que digo yo, que así en número gordos, a 55 días días por bofetada, a ti te habrían caído unos dos años. Que no digo que no me los mereciera, pero los tiempos cambian... y cómo. Si tu expediente lo cogiera un juez hoy y aplicara la retroactiva, con interes y todo teníamos para una peli de Hollywood: cadena perpetua.


Lo del alejamiento, ya ves, nos lo aplicaron a las bravas, sin juicio ni alegato, y es lo que peor llevo. Van ya casi treinta años de tu ausencia y ni te cuento lo que hubiera dado porque hubiéras conocido a Cascarrabía´s Kid y al Agente Naranja. In memoriam.

Estoy seguro que debajo del titular del periódico hay más miga de lo que parece, porque de no ser así, yo ya no entiendo nada. Nos quejamos de que los hijos han perdido el respeto a todo, de que no reconocen el principio de autoridad y de que son unos maleducados integrales. Pero a los mocosos ni tocarles, que se rompen. Cómo quieren que les eduquemos, ¿ con un power point?. ¿ Y a qué hora?, ¿ a las diez de la noche después de una jornada laboral de suicidio?

Los Estados se están inmiscuyendo peligrosamente en el ámbito privado de los ciudadanos, legislando las relaciones más privadas que existen como son las familiares y penalizando actitudes que jamás deberían formar parte del código penal. ¿ una bofetada, un pescozón, un coscorrón atentan contra la integridad del individuo? Desde mi punto de vista no. Y si el padre que protagoniza el titular del periódico le ha dado un soberana paliza a su hijo ( creo que no es el caso), se le juzga por animal y por agresión, pero no por dar una bofetada. Para mi el límite está más que claro.

Querido padre, recuerdo algún pescozón con el que enderezaste mi titubeante y díscolo rumbo, pero no recuerdo ninguno que no haya venido motivado de algún modo por mi parte, nunca hubo ninguno gratuito. También recuerdo el temor a que los pescozones se repitieran y de que cómo ese temor surtía efectos maravillosos: sabía perfectamente lo que debía hacer y lo que no, y dónde se encontraba el límite y a qué me arriesgaba si sobrepasaba la línea. ¡Ay!

Cascarrabia´s Kid y el Agente Naranja han probado en alguna ocasión la medicina tradicional: nunca como norma, jamás como hábito, ¡ pero quien haya vivido una escena por la mañana cuando toda la familia tiene una prisa de la leche y el chavalín está de güevo tocando las narices y no haya acabado zarandeando al rebelde y arrastrándole escaleras abajo, que tire la primera piedra!, ¿ quién no ha repetido en el parque alguna tarde una y mil veces "no lo hagas", "mira, que no lo hagas", "que te estoy diciendo que no lo hagas" y hasta que no le cae, no para?

Sólo recuerdo una ocasiòn en que perdí los estribos y di sin control, no con saña, pero fuera de mi. El disgusto me duró tres días y me tuvo bastante más tiempo dándole vueltas a la cabeza. Pocas veces me sentí tan mal. Y, por supuesto, a pesar de la corta edad de mi hijo, le llamé a concilio, me disculpé y le expliqué lo que había hecho mal y porqué. Aunque para él hubiera sido un pescozón más, para mi no lo era.

Querido padre, no aspiro a que mis hijos me teman -tampoco yo te temía a ti-, y no me siento especialmente orgulloso ni contento cuando debo recurrir a la agresion - jamás a la violencia -, pero ahora que heredé tu estatus de padre "in pectore" reivindico las, llamémoslas, fórmulas tradicionales de educación, porque aunque haya progenitores que sean unas bestias y necesiten la violencia - ya no la podemos llamar sólo agresión- para imponer su criterio - ya no le podemos llamar educación- a sus hijos, entiendo que la mayoría de padres y madres les gustaría poder prescindir de la torta, el castigo y la amenaza para conseguir que nuestros hijos se conviertan en C-I-U-D-A-D-A-N-O-S con todas las letras, capaces de vivir en sociedad, de controlar sus impulsos naturales, de no imponer sus caprichos a toda costa y por encima de todo y de todos, capaces de distinguir el bien y el mal, aunque no siempre estemos del todo inspirados y acertados delimitando ese límite, siempre subjetivo.

¿ Cómo se sentiría el juez aplicando esa sentencia ciñéndose escrupulosamente a la literalidad de la ley?, ¿ qué les pasaría por la cabeza a nuetros legisladores cuando pulsaron el botón verde en el Congreso que aprobaba la ley? Bonito favor.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Silogismos



Queda demostrado que el Agente Naranja tiene una jeta como un piano y mucho arte.
Si los niños con jeta y mucho arte son peligrosos, luego siguiendo el silogismo, el Agente Naranja es un individuo tan pequeño como peligroso. Mientras no se tambaleen las premisas, el silogismo es de libro.

A las pruebas me remito.

El Agente Naranja, de natural alegre y expansivo, suele darse garbeos casuales y fugaces por la cocina para supervisar los preparativos de la cena. Cuando el menú le satisface todo va bien y desaparece como vino: silencioso y contento. Pero cuando el menú despierta sus recelos, como sucedió ayer, su presencia se manifiesta normalemente en forma de llanto. Riete tú de las comedias de Plauto. Ayer la cena debía ser una mierda porque se tiró en el rellano del pasillo y se puso a llorar desconsoladamente.

En ocasiones no tengo mucha paciencia para contemporizar con el penitente, pero en otras ocasiones, como ayer, sólo vengo molido del trabajo y estoy más dispuesto a dorarle la píldora. Me senté a su lado con dos toallas y el cubo con se fregona ( ¡ qué manera de llorar!) y a base de lisonjas y arrumacos consegui que me contará los motivos últimos de los que sugía su gran pena ( todo pura retorica porque él sabia que yo sabía y yo sabía que él sabía que yo sabía, que es lo que solemos hacer por los padres: creer que sabemos hasta que nos la meten doblada).

- Es que- me dijo envuelto en lágrimas- tengo una vida muy complicada. Lo que no deja de ser una respuesta de lo más ocurrente. Pero es que después, tras una pausa medida, tras largo suspiro y bañado en llanto, añadió - Y tú me lo complicas todavía más.

Yo miraba la cena y tampoco me pareció que era para tanto. Para habrá que respetar la libertad de expresión del infante.

Luego, bien pensado, debo reconocer que la sentencia de ese muchacho de cinco años no dejaba de encerrar una gran verdad: los padres estamos obligados a complicar la vida de esos salvajes; tenemos que molestarnos en que digan hola y adiós, gracias y por favor, enseñarles en que cedan el paso al entrar y al salir, en que no arrollen a los viejos con su ímpetu, insistir en que deben comer de todo, en que la sopa no se sorbe y el tenedor no es un puñal para acribillar filetes, que en la mesa hay que estar quieto y bien sentado, que uno no se toca la pirula o los pies mientras come, que no se debe uno levantar hasta que termina de comer, que la comida se mastica y no se llena la boca, etcétera, etcétera, etcétera. No puedo menos que darle la razón, su vida empieza a complicarse y yo soy uno de los máximos culpables.

A este tenor, recomiendo el libro de Salvador Cardús, " Bien educados" que defiende posturas realmente revolucionarias. En estos tiempos flácidos y poco dados a los convencionalismos y normas de urbanidad, el señor Cardus defiende precisamente la extrema modernidad de las covecciones y de las normas de urbanidad. Las reglas de convivencia social, con su rigidez y formulismo, facilitan y favorecen las relaciones sociales, entre otras razones porque nos dotan de referencias comunes a todos ls bípedos y cuantas más referencias tenemos, mas sencillas, fértiles, placenteras y prácticas son nuestras relaciones sociales.

Persoalmente es una pena que no se me haya pegado nada, a pesar de haberme leído el libro dos veces. Pero es que lo que natura no da, Salamanca no lo presta.

sábado, 6 de febrero de 2010

Desayuno con orantes



La verdad es que llamaba la atención que el presidente Zapatero asistiera a un desayuno con un marcado carácter religioso al otro lado del atlántico. Desconozco los motivos por los que Obama, o quien fuese, invitó precisamente a ese acto, precisamente a Zapatero a una reunión de este tipo: ¿ por desconocimiento?, ¿por el presidente del pais que obstenta la presidencia de turno de la EU?, ¿ por amistad? , ¿ por sorteo? , ¿ por joder?

Lo cierto es que Zapatero aceptó y se levantó un revuelo de mil demonios. No lo entendían ni propios ni extraños. Los unos porque pensaban que un abandareado del laicismo no debía acudir a un acto religioso, los otros porque acudiendo entraba en contradición con sus postulados laicistas, los de más allá porque acudía presto a la llamada del emperador Obama a costa de sus convicciones más profundas. En fin, reconozco que a mi también me pareció chocante y estaba espectante por ver cómo Zapatero resolvía la papeleta.

No me defraudo. Su postura y su discurso no pudo ser más correcto en todos los sentidos.

Era un acto religioso y se ciñó al guión establecido con respeto y con rigor. Citó la biblia y eligió una cita acorde con sus convicciones sociales de sobra conocidas

No pretendió pasar por lo que no era ni congraciarse con el público y mencionó de manera más o menos explícita su defensa a la libertad de conciencia de toda persona para elegir cómo y con quién quiere construir su proyecto vital sin que se vea atacado, señalado o discriminado por ello. Decir algo así en ese foro tiene su mérito sin duda.

Cuando uno de los participantes tomó la palabra para orar la plegaria de turno, no adoptó una actitud hipócrita. Se mantuvo sereno, atento y digno, pero sin participar del recogimiento general de los presentes.

Fue en suma la suya una postura coherente con su personalidad y con su discurso político: porque el laicismo, al ateismo o el agnosticismo no tienen por qué estar reñidos con la tolerancia y con el respeto a las convicciones políticas o religiosas del prójimo. Todo lo contrario. Se puede carecer de convicciones religiosas y participar en un momento dado en un acto de este tipo con naturalidad y respeto. La presencia de Zapatero me pareció una buena lección pedagógica, tan necesaria en estos tiempos de exaltados y radicales.

El gazapo en su discurso, desde mi punto de vista, estuvo al mencionar que fue el castellano el primer idioma en que se leyó la biblia en el continente americano. Posiblemente sea falso. Antes de la reforma luterana la biblia era un texto secuestrado y tutelado por la iglesia oficial y su idioma franco era el latín. Posiblemente haya sido por tanto el latin el primer idioma en que se leyó la en el continente americano. La tradución ofocial al latin de los testamentos originales en hebreo, arameo o griego la realizó San Jerónimo y se conocían como la "vulgata". Por cierto, que al parecer el tal Jerónimo debía ser un traductor deficiente o poco iluminado porque en el texto abundan los errores de bulto que en algunos casos han condicionado las discusiones teológicas y la aclaración de dogmas. La gran revolución de lutero fue liberar la biblia de las manos de la iglesia, traducirla a las lenguas vivas, imprimirla ( el primer texto que salió de la imprenta de Guttemberg en 1492 fue una tradución al alemán de la biblia luterana) y popularizar y divulgar su uso entre los fieles sin la necesaria intercesión e interpretación de un sacerdote.

A Zapatero no se le atragantó el desayuno