sábado, 4 de junio de 2016

Los cuatro ases de la canción asturiana







El otro día mientras cenábamos el Agente Naranja me preguntó si sabía los nombres de los cuatro ases de la canción asturiana. Tuve que contenerme para no soltar un taco. Qué leches. Lo solté. El muchacho con ganas de recitar los cuatro nombres de corrido y su padre echando cagamentos. Este año en el colegio las asignatura optativas para elegir eran Llingua asturiana o Cultura Asturiana. Qué digo yo, que a los políticos de la Consejería de Educación les debían enseñar a distinguir una paradoja, pues no se pueden dar a elegir dos cosas que en el fondo viene a ser lo mismo. Desaparecieron del currículo las asignaturas relativas a la tecnología o los segundo idiomas y la gran apuesta formativa de la Consejería era Asturias Patria Querida,  los cuatro ases y el himno de la Covadonga. Cágate lorito.

Yo ya estaba con la mosca detrás de la oreja porque otro día que había venido comentando que si los moros habían entrado en Asturias o si les había echado Pelayo y sus huestes. Historicismo riguroso. Con muy mala leche le pregunté si les habían hablado de la revolución de Asturias, o de los afrancesados en el periodo de la Guerra de Independencia, o de Agustín Argüelles y otros Diputados asturianos en las Cortes de Cádiz, de Jovellanos, de Campomanes, de López Estrada... Los agujeros en esos temas eran negros por su tamaño y marrones por su atractivo. Si la Consejería quería hacer apología de la aldea, por lo menos debería abandonar el folcklorismo y ser rigurosa y ambiciosa en sus objetivos.

Soy un defensor a ultranza de la escuela pública y aunque mis hijos ya no se beneficieran de ello, sueño con que mis nietos puedan conocer algún día una escuela pública de calidad, fiel reflejo del modelo francés: integradora, laica, y republicana. Ser fiel a la escuela pública española actual se hace muy muy cuesta arriba. El modelo educativo está totalmente pervertido. Por un lado se prima y financia la escuela concertada: confesional, clasista, elitista y tramposa, y por otro se desmantela el modelo público: completamente desprestigiado por el mismo discurso, obra y ejemplo de los dirigentes políticos que son los primeros que tienen el deber de garantizar una educacion pública de prestigio, universal y calidad,  y no el continuo abandono y desprestigio al hacerla foco de discusiones ideológicas y territoriales continuas e innecesarias, sin rumbo alguno, sin la financiación adecuada que se detrae a favor de los concertados, sin integración en el seno de la comunidad educativa entre padres, educadores y alumnos, sin justicia porque acumula en sus aulas a todos los alumnos que los concertados, financiados por el estado, rechazan por sus origenes étnicos, religiosos y/o económicos. La escuela pública actual se está convirtiendo en el ghetto donde recalan todos aquellos que no pueden permitirse una educacion concertada.  ¡Y hemos acabado asumiéndolo!

Nos quieren hacer creer que la escuela concertada es también pública porque está financiada por el Estado y que el derecho de los padres a decidir la educación de sus hijos es un principio y un derecho inaleneable. Mentira. El único derecho es el garantizar una educación universal, de calidad y basada en valores ciudadanos. Es el deber de cualquier Gobierno trabajar con ese único objetivo, y no otro. Y es evidente que en ese sentido la escuela concertada es una auténtica perversión del sistema que va en detrimento de la enseñanaza pública. La escuela concertada no es pública porque tanto el profesorado, como sus contenidos y  sus objetivos son privados y particulares. Así de sencillo.

Sigue habiendo buenos colegios públicos, buenos profesores y maestros, buenos cláustros, cuya labor roza la heroicidad por la falta de medios, la situación sociológica en las aulas y por la falta de una política educativa firme, decidida, a largo plazo, integradora, laica y republicana.

Ofrecer la cultura asturiana como la mejor opción curricular en sexto de primaria es un ejemplo  chusco de la derrota de la escuela pública.

Cuchichi, Miranda, Botón y Claverol.

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