viernes, 19 de octubre de 2007

Egoísmo y bienestar


Al parecer se ha descubierto una vacuna milagrosa contra la malaria. Y lo novedoso de esta vacuna es que se puede aplicar en niños incluso en bebés con una eficacia y unos resultados sorprendentes.

La noticia es, sin duda, buena, muy buena. La esperanza de vida de los países africanos aumentará considerablemente y, además, como afirman los expertos, ya que existe una relación muy directa entre ciertas enfermedades como la malaria y la pobreza, controlado uno de los factores que la desencadenan, mejorarán las condiciones de vida de los países del tercer mundo.

La noticia es buena, muy buena, pero, sin embargo, al escucharla sentí seriamente amenazado mi posición y mi "status" de habitante del primer mundo. Me venían a la cabeza riadas de inmigrantes llamando a las puertas de mi casa, compitiendo duramente por quitarme una parte de los recursos que hacen tan placentera y privilegiada nuestra vida cotidiana.

Fue una visión turbadora, no sólo por imaginarme despojado de mis privilegios, sino también por alarmarme y desear que el bienestar de mis semejantes no se llegará a concretar.

Fue el mío un impulso muy primario, muy básico, muy instintivo. El macho demarca y protege el terreno de caza de su manada.

Después me di cuenta que ese sentimiento era de lo más natural y que lo malo o lo perverso no era que hubiera surgido con la nitidez y la fuerza con la que surgió, sino no ser capaz de comprenderlo, asumirlo y vencerlo.

Ahora estoy plenamente convencido de que la vacuna será un éxito y deseo fervientemente que lo sea. Ahora es el momento de comenzar a trabajar y desarrollar estretegias para que los recursos que monopolizamos y derochamos sean compartibles con quienes llamen a nuestra puerta y faciliten que su vida cotidiana sea por lo menos tan placentera y plena como la nuestra.

Nadie dijo que vivir fuera fácil.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Amén!