viernes, 20 de junio de 2008

LA CASA SE DESMORONA


15 años levantándome a las siete de la mañana, acudiendo a mi puesto de trabajo, poniendo mi empeño cada día, mi ilsión, mi compromiso con mis compañeros, con mis jefes y conmigo mismo. 20 años convencido de que hacía lo correcto. De que lo correcto era poner de mi parte lo que en mi mano está, en el momento y en el puesto que desempeñara, para construir un mundo mejor, una sociedad más progresista, más igualitaria y más próspera, y resulta que mientras yo me afanaba, con confianza y sin desmayo, las termitas bajo mis pies horadaban los cimientos de la casa.
Pesábamos que con el matrimonio homosexual habíamos alcanzado la perfecta modernidad y el zénit en derechos sociales, y resulta que en realidad era el anuncio de que la casa se estaba desmoronando. O que con la ley de dependencia asegurábamos a nuestros mayores un atardecer digno y traquilo, o tantos otros ejemplos de progreso y solidaredad, pero en cuanto empezaron las primeras dificultades -llámalo crisis - descolló la melena de la bestia.
Yo me sentía protagonista de todos los logros, de los parques limpios donde juegan nuestros hijos, de las autopistas perfectas que nos conducían a la playa, del dispensario donde vacunan a los enfermos, de los aviones que ensanchaban nuestros horizontes, de los bancos que financiaban nuestras ilusiones. Yo era el protagonista de todo ello porque en cada momento hacía lo que debía y creía en lo que hacía.
Eran otros los que estaban empezando a traicionar nuestra confianza y a racanear con la esperanza.
Los irlandeses, los europeos junto con los españoles que más se han beneficiado de las ayudas y de la financiación de la Unión Europea, le acaban de dar una tremenda bofetada a sus benefactores negándose a ratificar el Tratado de Lisboa. Ahora ya les va muy bien. Para qué ayudar a los Estados que acaban de llegar.
La Unión Europea ha ratificado una directiva que restringe los derechos de los inmigrantes, dándoles trato de delincuentes, a pesar de que su único delito es carecer de un pasaporte comunitario. Nosotros somos nosotros y ellos son ellos.
La Unión Europea, es decir, nuestros gobernantes, han aprobado una jornada laboral de 65 horas. Esi sí, no obligaban a nadie a ejercerla. Pero acaba de comenzar la carrera de la deslocalización de empresas y del trabajo en precario. Las grandes multinacionales se mudaran a aquellos países con entornos laborales " más flexibles" ( ¡ viva los eufemismos!)
El Gobierno alemán otorga a sus cuerpos de seguridad derechos cuasi omnímodos y sin ningún tipo de control judicial para vigilar las comunicaciones y los correos electrónicos de sus ciudadanos.
Etcétera, etcétera, etcéterá.
Pensábamos que muchos de los derechos y libertades adquiridos por las clase obrera y por la ciudadanía en general eran eternos e inamovibles y cada día se aprueba una nueva ley que los proscribe o restringe.
Que no nos pase nada.
Y que no me flaqueen las fuerzas para seguir haciendo bien lo que debo, a pesar de los pesares, y para continuar denunciando la merma de derechos que nunca debió haberse producido.

miércoles, 11 de junio de 2008

Emigracion y "managament"


A los emigrantes también les está afectando la crisis. Pero menos. Siguen hacinados en casas dormitorio, compartiendo camas y una comida caliente al día. Eso no ha cambiado; pero mientras antes entraban tres o cuatro o cinco sueldos en la casa, ahora sólo entre uno y la comida es más escasa y aumentan las bocas. A pesar de todo no pierden la sonrisa. Ni dejan de compartir la comida. Ni cierran la puerta a un compatriota que llama y solicita ayuda. Es un milagro, pero se las arreglan. ¡Y cómo! ¿ Por qué ?

Porque comparten una seria de valores que nosotros ya hemos perdido. Una cultura y una solidaridad africana que se refuerza y se afianza en la escasez. Hacen de la necesidad, virtud. Y lo hacen como nadie.

Hoy en día que está tan de moda el "managament" tenemos que aprender mucho de los africanos. Cualquier senegales podría impartir un cursillo de supervivencia en tiempo de crisis para grandes ejecutivos y se forraba. Porque lo que ellos hacen cotidianamente, es lo que más necesitamos ahora. Solidaridad, empatía, afecto, compromiso y responsabilidad.

Tenemos una parte de la solución a todos nuestros pesares y miserias muy cerca, en el patio trasero de nuestra casa. Si no lo aprovechamos es porque estamos ciegos, obcecados en el error, atenazados por el pánico. ¡ Hay tanto que aprender todavía!


La foto es una amapola de California.

martes, 10 de junio de 2008

¡ Queridos hijos!


Tengo una gran noticia. He conseguido un nuevo trabajo con una jornada de cincuenta horas. Desde que la Unión Europea aprobó la directiva con la jornada de 60 horas ( que entre unas cosas y otras todos sabemos que nunca son sesenta) hemos pasado momentos muy difíciles. Ya con la jornada de cuarenta horas ( que entre unas cosas y otras todos sabemos que nunca eran cuarenta) nos costaba conciliar la vida familiar: recogeros al salir del cole era impensable; acompañaros el médico, lo mismo; ayudaros con los deberes era un milagro. Ya entonces me conformaba con llegar algún día de la semana a tiempo para veros despiertos, aprovechaba los fines de semana para estar con vosotros y durante todo el año deseaba con todas mis fuerzas que llegara el verano para poder disfrutar de la familia durante 15 días desde que me levantaba hasta que me acostaba. Un lujo.
Es el precio del progreso. Pensábamos que Europa era una sociedad moderna que daba ejemplo al resto del mundo en cuestión de derechos civiles, y resultó que éramos un sociedad decadente, que lo moderno era la jornada de las sesenta hora. Será por lo de la baja productividad, supongo yo.
Querido hijos. Nuestras penas llegan a su fin. Ya veréis como con la nueva jornada de cincuenta horas conseguimos volver a vernos... alguna vez. Por si acaso os mando una foto mía. Para que no os extrañeis mucho en el momento del reecuentro. Como veis tengo un poco más de canas y un poco menos de pelo. Eso si, la productividad sigo llevándola fatal. Estoy cansado, pero a ver quien es el valiente que se coge una baja.
En fin. Yo también espero poder reconoceros. Aunque dicen los abuelos que habéis dado un estirón tremendo. A veces pienso si mamá habrá tomado la decisión acertada cuando decidió emigrar a un país más decadente que el nuestro. No todos los días trabaja, no todos los días come caliente, pero dice que tiempo para ver atardecer en su casa todos los días. Una de sus típicas excentricidades. ( Si al final decidís marchar con ella, creo que no podré reprochároslo. Europa se está poniendo imposible)

Vuestro afectísimo:

Papá

jueves, 5 de junio de 2008

If, el original




IF you can keep your head when all about you
Are losing theirs and blaming it on you,
If you can trust yourself when all men doubt you,
But make allowance for their doubting too;
If you can wait and not be tired by waiting,
Or being lied about, don't deal in lies,
Or being hated, don't give way to hating,
And yet don't look too good, nor talk too wise:

If you can dream - and not make dreams your master;
If you can think - and not make thoughts your aim;
If you can meet with Triumph and Disaster
And treat those two impostors just the same;
If you can bear to hear the truth you've spoken
Twisted by knaves to make a trap for fools,
Or watch the things you gave your life to, broken,
And stoop and build 'em up with worn-out tools:

If you can make one heap of all your winnings
And risk it on one turn of pitch-and-toss,
And lose, and start again at your beginnings
And never breathe a word about your loss;
If you can force your heart and nerve and sinew
To serve your turn long after they are gone,
And so hold on when there is nothing in you
Except the Will which says to them: 'Hold on!'

If you can talk with crowds and keep your virtue,
' Or walk with Kings - nor lose the common touch,
if neither foes nor loving friends can hurt you,
If all men count with you, but none too much;
If you can fill the unforgiving minute
With sixty seconds' worth of distance run,
Yours is the Earth and everything that's in it,
And - which is more - you'll be a Man, my son!