domingo, 24 de febrero de 2008

LA GRAN FIESTA DE LA DEMOCRACIA


El 9 de marzo todos los ciudadanos de este país hemos sido convocados para elegir de nuevo a nuestros representates legales. El nueve de marzo hay elecciones generales al congreso y al senado y todos debemos participar.
Me resulta difícil aventurar qué número hará la legislatura que empieza tras estas elecciones sin tirar de hemeroteca o de chuleta y veo en esta ligera amnesia o flaqueza un gran signo de normalidad: desde el año 1977 las legislaturas han venido sucediéndose unas a otras, los españoles han venido participando en cada convocatoria electoral, se han venido constituyendo los parlamentos, se han elegido a los presidentes y se han formado los gobiernos que han gobernado y promovido según su saber y entender el progreso y avance de nuestro país. ¡ Qué más se puede pedir!
A menudo a los ciudadanos nos atenaza el desencanto, nos irrita la contienda política, la actitud desaforada y maleducada de los diputados y de los aparatos de los partidos políticos, el juego sucio, el ninguneo de la ciudadanía, la hipocresía, la corrupción, el ruido medíatico. Es descorazonador que aquellos que deberían dar ejemplo cívico sean en la mayoría de las ocasiones los primeros que no están a la altura de las circunstancias, de sus cargos y de su responsabilidad. Pero ni siquiera el desencanto, el hartazgo y la indignación desvirtúa la grandeza del sistema. Fortalezcamos la democracia particpando, démosles una lección otra vez más. La democracia no es un trapicheo de tres o cuatro políticos; nos atañe a todos.
Debemos participar porque no es cierto que todos sean iguales, ni porque todos los políticos son una mangantes. Debemos participar porque según qué partido o coalición de partidos que formen gobierno, abordarán los problemas de una manera o de otra. Repito, no es cierto que sean todos iguales, hay diferencias.
Debemos participar todos, porque unas elecciones son algo muy serio y porque más allá de los cuchillos largos y de las miserias de la contienda política diaria, debemos poner nuestro granito de arena para que el país siga progresando como lo ha venido haciendo estos últimos 30 años, para que sigan constituyéndose el Congreso y el Senado, se sigan eligiendo los presidentes y que los gobiernos que se formen sean un fiel reflejo de la sociedad de la que formamos parte.
Se lo debemos a nuestros hijos y a todos aquellos que se jugaron la vida para que todos nosotros pudiéramos acudir a las urnas con normalidad, cada cuatro años, con ilusión y responsabilidad.

Lectura recomendada: La Constitución Española, 1978

martes, 12 de febrero de 2008

España 2008. Tercer y último capítulo


Y hasta aquí hemos llegado. A un país con una democracia moderna, próspera y liberal, que es la envidia de los países de nuestro entorno y que sigue perdiendo tiempo y energías en luchas sinsentido por disputas que encienden la sangre, turban la razón y que en la mayoría de las ocasiones ni inciden en una mayor bienestar ni conducen a ninguna parte.
La organización terrotorial del estado es el frente abierto más sangrante. España se divide en 17 comunidades autónomos con 17 estatutos de gobierno diferentes y que se desarrollan y evolucionan a 17 velocidades diferentes. Unas autonomías se encuentran a gusto dentro del traje constitucional y otras no encuentran su talla ni yendo al sastre. Unas emplean la lengua autóctona como un arma arrojadiza, otras lamentan la asimetría en el desarrollo, otras claman por la inversión solidaria, otras alimentan en su seno el monstruo del terrerorismo, etc. Nadie está contento ni con lo suyo ni con lo de su vecino y, a pesar de todo, ¡ España es un país que sigue progresando!
Podía ser un país mejor, algunos preferirían una república en lugar de una monarquía, otros preferirían un estado laico en lugar de un estado aconfesional descaradamente católico, y la mayoría preferirían que se pudieran atar los perros con longanizas sin dar palo al agua, pero en líneas generales es un buen país para vivir, para formar un familia o no, educar a los hijos, o adoptarlos, un país agradable para trabajar, invertir, disfrutar y envejecer. Gozamos de un sistema de derechos y libertades de los más avanzados del mundo, un sistema jurídico eficaz y garantista y unas insituciones sólidas y funcionales.
No es el mejor país del mundo, pero es el mío.

viernes, 1 de febrero de 2008

¡ Dónde están los curas !


Que vuelvan por favor. Me refiero a los curas de vocación, a los curas a pie de calle que predicaban el Evangelio de Jesucristo y compartían alegrías y penas con sus feligreses codo con codo. Los que se tomaban un vino con sus paisanos y asistían a los enfermos o bailaban en las bodas. Me refiero a los que predicaban la doctrina pero no hacían de la doctrina un dogma, a los que conocían las debilidades humanas y las disculpaban porque el Hijo de Dios se había hecho hombre y la naturaleza humana es débil e imperfecta. Que vuelvan, por favor. Que recuperen la voz y la palabra y el protagonismo. Que vuelvan los curas que compartían el pan con sus iguales, los mansos de corazón, los que ponían la otra mejilla y tenían muy presente que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los Cielos, los que estaban tan convencidos de la Verdad de su Mensaje que no se proponían desollar al prójimo para imponérsela. Que vuelvan pronto. Porque los Cristianos necesitan de su ejemplo y de su palabra y de su apoyo y de su consuelo. Porque sus jefes, los obispos, han olvidado la esencia de su ministerio, están demasiado preocupados en derrocar gobiernos y censurar libertades, cercenar derechos, hacer caja, imponer políticas, señalar culpables, cuestionar democracias. Que vuelven ya, porque han dejado un vacío que ocupan ahora los fariseos, los impíos, los mendaces, los hipócratas, los mercaderes. En alguno sitio tienen que estar. Alguno quedará. Uno sólo por favor.
( En el día de ayer, los Obispos de la Conferencia Episcopal Española, publicaron un comunicado ignominioso para la democracia española, insinuando que el legítimo gobierno español había entregado el Estado y la Nación española a la banda terrorista ETA - sin pruebas, por supuesto- y censurando explícitamente la opción del voto al actual partido en el Gobierno esgrimiendo ficticios argumentos doctrinales).
Lectura recomendada: Miguel de Unamuno, San Martin bueno, mártir.