viernes, 15 de junio de 2012

La Gran Mandanga

Estoy convencido de que esto de la crisis es un invento pura y netamente español. Lo digo porque incluso como crisis es una chapuza y deja mucho que desear. Hoy parece que se va a caer el mundo, en el siguiente telediario, nos levantamos un poco y dos telediarios más tardes, el remedio resultó peor que la enfermedad. No hay seriedad ni en la catástrofe. Los que deberían forrarse son los periódicos, porque esta crisis tiene más capítulos que una folletín de Campoamor, pero ni esas, tú, esta crisis no respeta ni a los que nos la cuentan. Si se paran a pensarlo, esto de la crisis es como una gran máquina del tiempo, pero una máquina del tiempo de las que se tragan la moneda y para que te escupa la chocolatina tienes que darle una buena patada y al final tienes suerte si te da una bolsa de pipas. Furrrula como el culo, lo que no deja de ser otro dato sintomático de que es un invento español, como sostenía unas líneas más arriba. Uno esperaría que una máquina del tiempo te trasladara a una época concreta del pasado o del futuro, pero esta crisis lo mezcla todo,épocas. estilos, eras, conceptos. Digamos que es una crisis ecléptica. A nivel de derechos civiles estamos como antes de le Revolución Francesa, a nivel de política general estamos como en la época de los pioneros de la cosmanáutica: nuestros gobernantes orbitan alrededor de planetas irreales. Nuestros científicos se retrotraen a la Edad Media, cuando el conocimiento levantaba sospechas y sus prosélitos acababan en la hoguera. Nuestros emprendores experimentan ciertos rasgos de la época colonial cuando si uno quería hacer fortuna no le quedaba otra que hacer las americas, o medrar en el tráfico de esclavos. En sanidad estamos como en los buenos tiempos de la Unión Soviética, haciendo cola y esperando que cuando nos llegue el turno aún queden tiritas. En educación esto acabará pareciéndose a una madrasa musulmana, donde la transmisión del conocimiento se deja en manos del clero, se separan los niños de las niñas y todos acaban hacinados en escuelas paupérrimas donde se aniquila todo espíritu crítico.