domingo, 29 de mayo de 2011

¿ Qué dice Abel de todo esto?



Qué culpa tenía Abel de que Yaveh prefieriera las verduras a la carne. Cuando Caín sacrificaba una res, Yaveh se complacía, pero cuando Abel le tráia unas lechugas, a Yaveh se le henchían los triglicéridos.

Ser el pequeñín tampoco es fácil. Él no tenía ningún interés de enemistarse con su hermano, ¿ pero que culpa tiene él que Cascarrabias´Kid se tome todas las cosas a la tremenda, que solo se fije en las carontañas que sus padres le dispensan a su hermano pequeño y no disfruta ni vea las que en justicia le pertencen y le dan?

Puestos a quejarse el Agente Naranja también tiene sus agravios. Los juguetes, por ejemplo. EL segundón no estrena juguetes ni por casualidad, ni juguetes, ni ropa, ni libros, ni nada de nada, lo hereda todo. Caín siempre con esos pijamas nuevos tan fardones que usará él cinco centímetros y un agujero en la rodilla más tarde. Y lo tenía asumido, no mola pero lo asume, no monta numeritos.

Luego están los experimientos. Si hay poner a prueba el estado de madurez del núcleo familiar, ¿con quién se prueba?: con el primogénito, siempre con el primogénito. Las primeras veces siempre son para Cascarrabias´Kid: ir a comprar el pan, el primer paseo independiente, la primera bajada al parque, ir de campamento, toooodo. Que no es que le parezca mal, pero... nunca podrá ser el primero y eso... de alguna manera deja huella, no es que imprima carácter, más bien se corre el riesgo de que el carácter se resienta. Como los discursos, todos los discursos y las broncas se las lleva siempre Cascarrabias´Kid. El Agente Naranja sólo conoce el mundo por intercesión de su hermano. A su hermano le sueltan la bronca, le cuentan el rollo ese de lo que está bien y de lo que está mal, y como él se los traga todos de cuerpo presente, parece como si sus padres dieran por hecho de que vale para los dos.

Porque tiene buen carácter pero de cuando en cuando le dan unas ganas de ponerse a mear la plantación de lechugas...

viernes, 20 de mayo de 2011

¡Democracia Real Ya!



Para la generación de nuestros padres y de nuestros hermanos mayores el mero hecho de poder ir a votar el próximo domingo es reconfortante, un fin en si mismo - abusando de la generalización-. Conocieron los tiempos de la dictadura y, los tiempos actuales, con sus miserias y quebrantos, son infinitamente mejores que aquellos que les tocó vivir. También están los que siguen pensando que con Franco vivíamos mejor, porque haberlos haylos.

Nuestros políticos se han pasado treinta años de democracia gobernando para quienes pensaban que el culmen de la ciudadanía era ir a votar cuando tocaban elecciones y nos han venido tratando no como ciudadanos, sino como a votantes, un subproducto que hay que convencer mediante técnicas de charlatán de feria, al que se le promete oro y se le da bisutería.

Para las nuevas generaciones, a los que les cuesta recordar la fecha de inicio de la Guerra Civil, la fecha de la muerte de Franco o la fecha del golpe de Tejero, a esos ya no les vale cualquier cosa, ni las batallitas de los abuelos, ni el tú más, ni el prietas las filas, ni que viene el coco. No. Al parecer esos tiempos van a quedar atrás para siempre. Deben quedar atrás.

Y por eso muchos ciudadanos han decidido salir a la calle y decir basta. Como se leía en una de las concentraciones, "ya tenemos Sol, ahora queremos la luna". Dicen que los móviles del movimiento 15 de mayo no son del todo limpios, que si tú más, que si viene el cocó, que si prietas las filas, que si se beneficia fulanito o menganito, o que si trae la sardina, que mira que ascua tengo. Ni sé si es verdad, ni me importa. Sólo sé que las personas que acuden a las plazas lo hacen por convencimiento y con la necesidad de demostrar que muchas cosas tienen que cambiar. Posiblemente hayan influido en el origen de las movilizaciones también las recientes revueltas en el mundo árabe ( me encanta que los ciudadanos del llamado tercer mundo nos den lecciones de civismo), y también el libro de un francés de 83 años Stepahne Hessel titulado "indignaos". Sea lo que sea, bienvenido sea.

Hasta ahora la indignación social solía resolverse con una huelga general, y luego todos para casa, camarada Vladimir. Eran los sindicatos quienes venían asumiendo la representación de los descontentos. Pero las movilizaciones actuales no son de obreros, son de CIUDADANOS, así, con mayúsculas. Esa es la gran novedad, los ciudadanos se han erigido como representantes de si mismos. Ni partidos, ni sindicatos, ambos son vistos como parte de la misma estructura gastada, cansina, sorda, ciega, fósil e ineficiente.

El movimiento del 25 de mayo es un movimiento genuino, fresco y necesario, que no va en contra del sistema, sino que quiere reforzarlo y exije que el sistema evolucione para cumplir con los objetivos con los que fue creado: representar a los ciudadanos, salvaguardar sus derechos y promover el progresos personal y social de todos.

No sé en que parará esta historia, si derivará en algo totalmente diferente a la idea original, a qué ascua se arrimará esta sardina, pero a mi me reconforta pensar que hubo un día en que mis conciudanos salieron pacíficamente a la calle y dejaron las calles y las plazas llenitas de argumentos para conquistar le futuro. ¿ No es esta una primavera fantástica?

Ojalá nuestras instituciones sean capaces de estar por una vez a la altura de la ciudadanía a la que representan.

domingo, 15 de mayo de 2011

Caín y Abel



" Volvíó a parir, y tuvo a Abel, su hermano"

Este es el intríngulis de toda la Historia. Caín era el primogénito y varón y Yahvé estaba chocho con él y Caín se lo creyó y pensó que era lo que no era, que todo el paraiso y toda la creación y toda la eternidad eran solo para él, el trompo, los cromos de picachu, los mejores trozos de tarta, el pijama de súperman, la habitación azul, el cuento antes de acostarse, en fin, todo. Se había hecho ilusiones y se sentía la mar de a gusto en sus dominios. El mundo era redondo.

Pero ay, hete aquí que un día vino un extraño, un tal Abel. Le decían que era su hermano y que tenía que quererlo como quería a su triciclo o a su puzzle de Pinocho. Que ya es pedir.

Por él no habiera sido verdaderamente un problema tomarle afecto a ese bulto con mocos, pero no se lo pusieron nada fácil desde el principio. A Abel lo metieron en SU habitación, le bañaban en SU bañera, comía en SU cocina y empleaba SUS juguetes. El tal Abel no se había traido nada propio, había entrado en los dominios de Cascarrabias´Kid como todos los elefantes del Serengeti en una tienda de Swarowsky y de golpe y porrazo sus dominios habían quedado reducidos a la mitad por decreto ley. Intolerable. Era vivir una segunda expulsión del paraiso. Dónde se vio. Y eso sin contar que el Agente Naranja se llevaba los mejores besos de sus padres, los mejores achuchones, la leche que mamaba era seguro más tibia, más sabrosa y con más complejos vitamínicos. Me pasa a mi lo mismo, agarro la primera quijada de vaca que encuentre y me lo cargo. Usurpador de mierda.

Los segundos hijos debían estar prohibidos. El primer parto tendrían que ser siempre de gemelos univitelinos. Eso sería lo justo. Y los que vengan después que arreen. Eso si es hacer el mundo bien y no la chapuza esta en que tenemos que vivir. Que no es que yo sea Yahvé, ni siquiera Darth Vader, pero, joder, un respeto, que soy tú padre.

A veces tengo la sensación de que Cascarrabias´Kid no nos lo perdonará nunca y que jamás llegará a reponerse del schock que supuso dejar de ser hijo único. Y eso que el trato hace el cariño y con el tiempo se ha convertido en el mejor abogado de su hermano, su mejor defensor, su juguete preferido. Vamos, que ni contigo ni sin tí tienen mis penas remedio.

En casa, por si acaso, tenemos escondidas todas las quijadas de vaca.

martes, 10 de mayo de 2011

Quien teme al lobo feroz



El otro día estábamos viendo la peli esa de la naturalista tarada que vivía con los gorilas en Uganda. Una peli con animales en casa tiene el éxito asegurado. En un momento, cuando una tribu de ugandeses de montaña se disponía a atacar a los simios, Cascarrabias´Kid empezó a ponerse tenso. Se movía en el asiento inquieto y contrariado entre quedarse y ver, y deseando a la vez que lo que iba a suceder en pantalla no fuera inexorablemente cruel, por favor.

Cascarrabias´Kid sufre por los animales. En eso no salió a mi. El tío está convencido que de mayor va a dedicarse a cuidar a los animales, que será una especie de Féliz Rodriguez de Lafuente. Qué tontería. Cuando yo tenía su edad, todos los niños queríamos ser el amigo Felix que tenía una affaire con la Osa Mayor. Sólo que en el caso de Cascarrabias´Kid mucho me temo que se convierta en realidad. No es que me moleste, al contrario, me fascina. Me parece un baturro, un cafre, un mameluco, una bestia corrupia para unas cosas, pero cuando se trata de animales desarrolla una sensibilidad que me enternece. No es pose, es pura empatía, amor en estado puro, sentir en la piel de otro, aunque ese otro ande a cuatro patas, se despioje a mordiscos y gruña, brame, ladre o rumie. Paradógico.

En las últimas fiestas estuvimos en una granja de gansos. Después de ver cómo los alimentan, el "foie" ha quedado erradicado de su dieta. La economía familiar se lo agradece. También comenté una vez que si el futuro de la fiesta de los toros dependiera de Cascarrabias´Kid, José Tomás ya estaría en la cola del INEM. A mi personalmente no me parece ni bien ni mal, aunque me inquieta el hecho de poder llegar a tener un extremista en casa, un Perri Mason de la fauna ibérica. Qué escalorfrío.

Tanto Campanilla como yo pretendemos que tenga una visión una poco más global de la complejidad de las cosas. Nada es tan sencillo como creemos. Desde luego es terrible lo que les hacen a los patos y a los gansos, pero si esa zona de Francia se conserva tan hermosa y tan cuidada es gracias a granjeros como Monsiuer Brethoux han permanecido asentados en el campo, no han emigrado a la ciudad, han sabido encontrar en las actividades agrarias su sustento, aunque esa actividad nos parezca tan violenta y agresiva como reventar el higado de los ánades a base de cebarlos con cereales. Entiende el argumento, pero no lo acepta. Y de momento tampoco asume que los filetes que nos comemos, por muy frescos que sean, proceden de un animal que primero tuvieron que cargarse. Tal cual.

La foto es de Monsieur Brehoux, de Lacave, en el Quercy. Francia.