martes, 10 de mayo de 2011

Quien teme al lobo feroz



El otro día estábamos viendo la peli esa de la naturalista tarada que vivía con los gorilas en Uganda. Una peli con animales en casa tiene el éxito asegurado. En un momento, cuando una tribu de ugandeses de montaña se disponía a atacar a los simios, Cascarrabias´Kid empezó a ponerse tenso. Se movía en el asiento inquieto y contrariado entre quedarse y ver, y deseando a la vez que lo que iba a suceder en pantalla no fuera inexorablemente cruel, por favor.

Cascarrabias´Kid sufre por los animales. En eso no salió a mi. El tío está convencido que de mayor va a dedicarse a cuidar a los animales, que será una especie de Féliz Rodriguez de Lafuente. Qué tontería. Cuando yo tenía su edad, todos los niños queríamos ser el amigo Felix que tenía una affaire con la Osa Mayor. Sólo que en el caso de Cascarrabias´Kid mucho me temo que se convierta en realidad. No es que me moleste, al contrario, me fascina. Me parece un baturro, un cafre, un mameluco, una bestia corrupia para unas cosas, pero cuando se trata de animales desarrolla una sensibilidad que me enternece. No es pose, es pura empatía, amor en estado puro, sentir en la piel de otro, aunque ese otro ande a cuatro patas, se despioje a mordiscos y gruña, brame, ladre o rumie. Paradógico.

En las últimas fiestas estuvimos en una granja de gansos. Después de ver cómo los alimentan, el "foie" ha quedado erradicado de su dieta. La economía familiar se lo agradece. También comenté una vez que si el futuro de la fiesta de los toros dependiera de Cascarrabias´Kid, José Tomás ya estaría en la cola del INEM. A mi personalmente no me parece ni bien ni mal, aunque me inquieta el hecho de poder llegar a tener un extremista en casa, un Perri Mason de la fauna ibérica. Qué escalorfrío.

Tanto Campanilla como yo pretendemos que tenga una visión una poco más global de la complejidad de las cosas. Nada es tan sencillo como creemos. Desde luego es terrible lo que les hacen a los patos y a los gansos, pero si esa zona de Francia se conserva tan hermosa y tan cuidada es gracias a granjeros como Monsiuer Brethoux han permanecido asentados en el campo, no han emigrado a la ciudad, han sabido encontrar en las actividades agrarias su sustento, aunque esa actividad nos parezca tan violenta y agresiva como reventar el higado de los ánades a base de cebarlos con cereales. Entiende el argumento, pero no lo acepta. Y de momento tampoco asume que los filetes que nos comemos, por muy frescos que sean, proceden de un animal que primero tuvieron que cargarse. Tal cual.

La foto es de Monsieur Brehoux, de Lacave, en el Quercy. Francia.

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