domingo, 29 de mayo de 2011

¿ Qué dice Abel de todo esto?



Qué culpa tenía Abel de que Yaveh prefieriera las verduras a la carne. Cuando Caín sacrificaba una res, Yaveh se complacía, pero cuando Abel le tráia unas lechugas, a Yaveh se le henchían los triglicéridos.

Ser el pequeñín tampoco es fácil. Él no tenía ningún interés de enemistarse con su hermano, ¿ pero que culpa tiene él que Cascarrabias´Kid se tome todas las cosas a la tremenda, que solo se fije en las carontañas que sus padres le dispensan a su hermano pequeño y no disfruta ni vea las que en justicia le pertencen y le dan?

Puestos a quejarse el Agente Naranja también tiene sus agravios. Los juguetes, por ejemplo. EL segundón no estrena juguetes ni por casualidad, ni juguetes, ni ropa, ni libros, ni nada de nada, lo hereda todo. Caín siempre con esos pijamas nuevos tan fardones que usará él cinco centímetros y un agujero en la rodilla más tarde. Y lo tenía asumido, no mola pero lo asume, no monta numeritos.

Luego están los experimientos. Si hay poner a prueba el estado de madurez del núcleo familiar, ¿con quién se prueba?: con el primogénito, siempre con el primogénito. Las primeras veces siempre son para Cascarrabias´Kid: ir a comprar el pan, el primer paseo independiente, la primera bajada al parque, ir de campamento, toooodo. Que no es que le parezca mal, pero... nunca podrá ser el primero y eso... de alguna manera deja huella, no es que imprima carácter, más bien se corre el riesgo de que el carácter se resienta. Como los discursos, todos los discursos y las broncas se las lleva siempre Cascarrabias´Kid. El Agente Naranja sólo conoce el mundo por intercesión de su hermano. A su hermano le sueltan la bronca, le cuentan el rollo ese de lo que está bien y de lo que está mal, y como él se los traga todos de cuerpo presente, parece como si sus padres dieran por hecho de que vale para los dos.

Porque tiene buen carácter pero de cuando en cuando le dan unas ganas de ponerse a mear la plantación de lechugas...

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