domingo, 20 de septiembre de 2009

Resistencia




Yo y mi obstinación nos hemos acantonado en estos riscos.
La razón me asiste sin duda.
La empalizada es inexpugnable.
De todos modos la desconfianza me atenaza.
Aún tengo muy presente a todos mis enemigos.

Por si acaso he dinamitado todos los puentes.
Ya nada me puede salvar.
La razón está por fin a salvo.

Pasa el tiempo.
Me vence el desasosiego.

Cuanto más lo miro,
más que cuesta distinguir todos los matices de la acacia.

lunes, 7 de septiembre de 2009

El Real Oviedo




Muchas veces digo que a mi no me gusta el fútbol, que en realidad lo que me gusta es el Real Oviedo. De hecho, llevo más de veinte años yendo regularmente al Estadio Carlos Tartiere, al viejo y el nuevo, y he visto muchos partidos, pero fútbol lo que se dice fútbol, jamás.

Tampoco sigo la liga ni tengo ninguna preferencia respecto los grandes equipos de primera, ni el Madrid, ni el Barcelona, ni nadie. Sólo me interesa el destino de mi equipín del alma.

En las reuniones sociales y desenfadadas a menudo me toca bailar con la más fea, me dan estopa por arriba y por abajo. Algunos me toman por un "looser" total, otros por un excéntrico, otros directamente por gilipollas.

Yo siempre digo que es al revés, que cualquier imbécil puede ser socio o aficionado de un club grande, pero ay amigo, ser aficionado del Real Oviedo tiene su aquello, no lo puede ser cualquiera, somos "la cream de la cream", un manojo muy exclusivo y selecto, una joya de muchos quilates y como las cosas de valor, escaseamos.

Un carnet del Real Oviedo es un título de nobleza, no se lo dan a cualquiera. Cuando vas a sacarlo debes llevar el DNI, dos fotos de carnet, tu árbol genealógico y dos lacayos de librea. A la puerta del club te recibe un edecán, te revisa el pedigrí y sólo si está todo correcto te dan el carnet. La mismísima Duquesa de Alba vino un día con toda la impedimenta y como es aficionada a unos de esos equipillos del sur de España, se lo negamos. La duquesa venga a insistir, venga a insistir y no hubo manera, la dejamos sin carnet. Qué se creían. Lo nuestro es cosa seria.

Nuestros vecinos del otro lado del río Piles están muy gallitos porque han vuelto a jugar en primera división y porque son un club centenario. Que digo yo, que hace cien años las pelotas eran de trapo, los campos eran patatales y no había contra quien jugar. El Real Oviedo fue gente consecuente, esperó a que las reglas estuvieran claras, en 1926 había ya una cultura, una liga, la gente distinguía una coz de una falta, que duelen lo mismo, pero una la pitan y la otra no. En fin, que fuimos gente consecuente. Además las mejores cosas son las que más se hacen esperar.

Y lo de militar en la primera división tampoco es para tanto. A los del Real Oviedo nos gusta tanto el fútbol que tenemos una visión panorámica de todas las categorías del fútbol español, las conocemos todas: la primera, la segunda, la segunda B, la tercera y en los orígines, la tercera regional, somos lo que se dice un club con perspectiva. Los clubs que sólo conocen la primera división ni conocen el futbol nacional ni han sabido forjar el carácter con todos los matices de la desesperación. Son como niños consentidos, hijos de papá, gente de poco fiar, están acostumbrados a tenerlo todo y no conocen el mérito de ganar las cosas con su propio esfuerzo, desconocen la frustración, la congoja, el irritación, el cabreo supino y otros muchos matices del sentimiento humano. Aguantarlo todo y seguir siendo fiel dice mucho de la persona ( lo que áun no sé es si lo que dice es bueno o malo).

Ganar no lo es todo, además los títulos, las copas, los trofeos y todo eso, ocupan la de dios de espacio y ya no queda gente que limpie la plata como antes, en fin, un engorro. Titulos, cuanto menos, mejor. Que después te los roban y te llevas un disgusto tremendo.

Los aficionados del Madrid, por citar a unos de los más consetidos, cuentan sus partidos por victorias, para ellos el fútbol se reduce sólo al gol. Nosotros, sin embargo, conocemos la belleza extrema de los detalles. Aquel saque de banda de Elcacho, aquel despeje de Sañudo, aquel gol de Carlos que pudo haber sido y no fue, aquella lesión de Prosinecky, la pelota que Viti no blocó, aquel caño que le hicieron a Gorriarán, otra tarjeta roja directa para Lacatus, aquella puesta de sol el día que nos metió 9 el Valladolid en nuestra propia casa, el peanlt que Chapacú mandó a las manos del portero. Lo nuestro es la lírica, la poesía, lo menudo.

Por la sangre de mis hijos corre ya la afición del Real Oviedo, les he inoculado el virus de la pasión azul. Y es que lo nuestro es pura Pasión y sólo Pasión, porque la Gloria es una señora petarda que jamás se ha dignado poner un pie en el Carlos Tartiere. Ella se lo pierde.

¡Hala Oviedo!