jueves, 26 de marzo de 2009

Seat Exeo

XXXII- ÍTACA (1911)

Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencias, en conocimiento.
A Lestrigones y Cíclopes
o al airado Poseidón nunca temas,
no hayaras tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espírito y de tu cuerpo.
A Lestrigones ni a Cíclopes,
ni al fiero Poseidón hayaras nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien antes ti los pone.

Pide que tu camino sea largo.
Que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
delante de los emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías
madreparla y coral, y ámbar y ébano,
perfumes deliciosos y diversos,
cuanto puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes;
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios.

Ten siempre a Ítaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuando hayas ganado en el camino,
sin esperar que Ítaca te enriquezca.


Aunque pobre la encuentres, no te engañara Ítaca.
Rico en saber y en vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Ítacas.

Konstantino Kavafis ( 1863-1933)

domingo, 22 de marzo de 2009

Átame Ud esa mosca por el rabo.



La Iglesia española ha iniciado una cruzada contra la modificación de la ley del aborto. El aborto es un atentado contra la vida y la vida es patrimonio de Dios, sólo Dios puede disponer de ella. Hasta aquí la doctrina.

Ahora la paradoja. La religión católica ha edificado su doctrina y sus dogmas en torno de la figura de un hombre muerto. La Iglesia Católica ha santificado la muerte. El torturado es el Hijo de Dios que se entrega a los romanos aún sabiendo de que le iban a matar. ¿ Eutanasía diferida, suicidio inducido? Y además el objeto de su gesto no era otro que traernos ¡un mensaje de salvación!. Cágate lorito. Como quiero salvar a la Humanidad, que me crucifiquen. Matar es pecado, pero como soy el Hijo de Dios, hago lo que me da la gana. Para mi la regla no vale. Hala, ya podeis poneros las casullas e ir a predicar la Buena Nueva.

Intento mantenerme dentro de la confesión católica en la que he sido educado, pero coincidirán conmigo que entender ciertas cosas cuesta, y tratar de explicárselas a mis hijos y buscarles cierta lógica es ya de locos. "Cómo Dios nos quiso salvar, se entregó a los romanos para que le torturarán y le crucificarán". " La vida humana es sagrada, pero Dios murió en la cruz por nosotros". " María es la madre de Jesús, pero no conoció hombre alguno". No sigo porque me pongo malo.

En ocasiones la ética choca con la estética. Es legítimo creer en los dogmas de la religión católica, sean lo que sean, estar plenamente convencidos de que la vida humana es sagrada en cualquiera de sus formas y que por lo tanto el aborto va contra la doctrina que se profesa. Lo que cuesta un poco comprender es que ciertas cofradias de este país, que van a tirarse una semana entera paseando la efigie de un muerto por todas las calles de este país, hayan hecho cruzada común con la iglesia oficial para defender la vida. Ética y estética. Si vas a pasear al muerto, no puedes convertirte en el adalid de la vida. El mensaje es contradictorio. No casa.

Por último, como dice un amigo mío, no se debe confundir nunca el delito con el pecado. Si crees que el aborto es pecado, no abortes, nadie te obliga, pero no exijas que vayan a la cárcel quienes consideran que el feto no es áun objeto pleno de derechos.

En fin, que Dios nos pille confesados.

sábado, 14 de marzo de 2009

Amores de cine


"-¿De qué hablais?- pregunto, a lo que una de las mujeres me contesta:
- De cosas. De lo que no logro deducir si esas conversaciones son interesantes o aburridas, ya que carezco del talento de los egiptólogos, capaces de reconstruir la tormentosa historia de una dinastía a partir de un jeroglífico."
De " La Jungla Polaca", Ryszard Kapuscinski.

No siempre resulta sencillo comprender a Campanilla. Como la lluvia en ciertas épocas del año, cae torcida.

Yo soy más claro, que no sencillo. ¿Ven ese punto pequeñito en el horizonte? Soy yo. Se me ve venir de lejos. Nunca he pretendido lo contrario.

Volver a casa del trabajo puede convertirse algunos días en una aventura. Al abrir la puerta uno no sabe si se va a encontrar los Cañones de NAvarone o Memorias de África. Lo que sí sé es que en cualquier caso yo soy lo más parecido a James Steward en "Sólo ante el peligro". Y es que más a menudo de lo que nos gustaría el estado de ánimo del otro es peligrosamente impredecible. Se ha ido fraguando en la distancia, mascándose en tiempo de soledad y espera, o macerando en una jornada laboral de pesadilla y, sin saberlo, alguien está esperando a que se abra la puerta para dar rienda suelta a la furia, a la frustración, a la insatisfacción.

Es tan bonito compartir...

Cualquier matrimonio es como una pelicula de Kubrick, " una odisea en el espacio". Aunque bien mirado yo cambiaría la palabra espacio por " una odisea en los rincones", puesto que no hay rincón de la casa que no sea susceptible de suscitar una crisis familiar: la cocina ( En busca de la mota de polvo perdida) , el cuarto de baño( Tapones lejanos) o el cuarto de los niños ( el Verdugo) sin ir más lejos.

Lectura recomentada: Fray Luis de León" La Perfecta Casada"

jueves, 12 de marzo de 2009

El tiempo


La Reina de Saba, mi madre, padece Alheizmer. Somos cinco hermanos y nos turnamos entre todos para ocuparnos de ella una semana cada uno. La semana que me toca, me mudo a su casa a tiempo completo y estoy una semana prácticamente sin ver a Cascarrabia´s Kid y al Agente Naranja.

Es en el reencuentro posterior cuando los dos chavales descubren que el tiempo es elástico, que se alarga y encoje en función de nuestra paciencia, de nuestra ansiedad, de nuestro interés o de nuestra indiferencia.

Cuando nos vemos, una semana después, el tiempo literalmente les estalla en las manos y toman conciencia de que yo no he estado, de que he estado mucho tiempo afuera y que es tiempo ha sido una pérdida que hay que restituir de alguna manera.

La restitución es maravillosa y se traduce en verbo, que diría un evangelista. Sin pedírselo hablan, cuentan, relatan lo sucedido durante mi ausencia con el mismo rigor que Homero nos relata la Odisea, y es un placer escuchar esa salmodia atropellada de pueses y entonces y más tardes y tambienes, trufada de interjecciones y de vocablos propios de su jerga de patio de colegio, dicho se en el mejor sentido del término.

Recuerdo de chico, como si fuera hoy, la misma ocasión en que tomé conciencia del paso del tiempo, cuando ese transcurrir estaba tamizado por mis subjetividad y podía estirarse o encogerse a su libre albedrio y siempre siempre en contra de mis intereses.

Malditos domingos.

Lectura recomendada: William Faulkner, " El sonido y la furia", lo que la literatura puede hacer con él tiempo, o viceversa.

lunes, 2 de marzo de 2009

Laicismo e inmigración

El capitán Hadock estuvo a punto de no acompañar a Tintín en su aventura por el Tibet. Rayos y centellas. Afortunadamente para el devenir de las aventuras del intrépido periodista no le fue propicio el balotaje en las elecciones de Venerable de su logia y en el último minuto se vio liberado de responsabilidades con sus Hermanos. Recién llegado de Lhasa, repanzingado en su sillón y saboreando un vaso de güisqui, recibió el encargo del Venerable en Cátedra, su hermano y rival, de elaborar una plancha relacionada con el laicismo y la inmigración. Mil rayos y centellas. Bonito encargo a modo de fraternal recibimiento. Un encargo así es capaz de amargar a cualquiera el güisqui y la lectura. Hojeaba de nuevo un libro ilustrado sobre las tribus masái en kenia. Las fotos eran muy buenas y abundantes. Trató de concentrarse en vano en la lectura.

El envenenado encargo le rondaba la cabeza. De pronto cayó en la cuenta de que esa banda de felices africanos saltarines cuya cultura pastoril y libérrima siempre le había fascinado eran de golpe inmigrantes en potencia. Sólo había que meterlos en una patera y calzarles una gorra de jugador de beísbol en la cabeza y no se diferenciaban en nada de los africanos que cruzaban cada día el estrecho. Cien mil rayos y centellas. Apuro el vaso y se sirvió otro.

¿ Qué diablos esperaban encontrar en Europa todos esos desesperados que abandonaban su cielo claro, sus horizontes, sus paisajes, sus rebaños, sus gestos cotidianos, sus amigos, su familia ?, ¿ dinero, lujo, esperanza, aventura, libertad?, Cualquier persona en sus cabales sabe que como en casa, con los suyos, no se está en ningún lado. ¿huyen acaso de la miseria, del horror, del aburrimiento, de la molicie, del futuro cierto y pobre? Lo más probable. Esos australopitecos no buscan, huyen. Y lo que encuentran es en la mayoría de los casos más insoportable que todo lo que abandonaron: desarriago, miseria, intolerancia, incomprensión, dolor. Y sin embargo siguen viniendo a riadas.

Definitivamente no entendía el alma humana ni borracho. Por un millón de rayos y centellas. Abrió otra botella de güisqui. Cuando se instalaban en el país de acogida la soledad y el desarraigo les llevaba a buscar a sus iguales, a reagruparse con los de su mismo país, de su misma tribu, de su mismo pueblo, de su mismo idioma, de su misma dieta, de su misma fe. Se buscan unos a otros y se acaban tratando con gentes con las que en sus países de origen se negarían hasta el saludo. Y en la fuerza del grupo se reafirma en cada individuo sus costumbres más arraigadas y singulares, incluso aquellas constumbres que no había profesado nunca en sus países de origen. Cuántos compatriotas había conocido en sus frecuentes viajes que se atiborraban de tortilla de patata en cuanto pasaban los Pirineos, o que bailaban flamenco y daban palmas en cuanto salían al extranjero, o disertaban sobre las corridas sin haber visto un toro en su vida. La soledad es muy cabrona y el desarraigo tiene pocas recetas o alternativas. Muy pocos extranjeros consiguen integrarse en la cultura del país de acogida.

Normalmente acaban importando consigo la idiosincrasia de su tierra, acentúan sus diferencias y se aferran a su identidad como un naúfrago a una tabla de salvación. Por cien millones de rayos y centellas. Muchos inmigrantes se acaban pareciendo a la imagen que los del país de acogida tienen de ellos, aunque esa imagen sea ficticia, falsa, delirante. Bien mirado ese amoldamiento a las fantasías de los europeos es también una manera de integrarse. Los argentinos hablan lunfardo, dicen che y toman dulce de leche. Los caribeños hablan sabroso, dicen "mi amol" y comen platanos fritos con arroz. Los eslavos arrastran las erres, son tristes y beben vodka. Los gitanos roban gallinas, dicen "fragoneta" y "por mis muertos" y se casan vírgenes. Los moritos son todos terroristas, sucios y fanáticos religiosos. Qué sería el mundo sin güisqui ni estereotipos, por cien mil millones de rayos y centellas.

Y ahora hay quien piensa que el laicismo puede ser un remedio a los problemas de integración de los inmigrantes, que el laicismo propone una convivencia democrática, igualitaria, aséptica. Cien mil millones de rayos y centellas. El laicismo es un concepto democrático, no cultural. Comentaba Primo Levi que nunca había sido especialmente religioso y ,sin embargo, en Auschwitz, tomó conciencia de su raza judía y por primera vez en su vida profesó los ritos propios de su religión. Fue el dedo ajeno que le señalaba y le apretaba como a un mosquito el que le hijo tomar consciencia de su cultura. En el mundo moderno puede haber tantos guetos como individuos y en el gueto al individuo sólo le quedan los rasgos más hondo de su propio ser. No es tan fácil despojar a los inmigrantes del último reducto de su identidad, de su cultura, de su peculiar tabla de salvación. El laicismo es un fenómeno democrático y la democracia, la tolerancia son conceptos elaborados y sofisticados. La religión, entiéndase como hecho cultural, es un sentimiento primario, primitivo, primigenio. Les metemos en el gueto y los privamos de su cultura ¿A cambio de qué? , ¿con qué les proponemos rellenar ese vacío espiritual que les negamos cada día? Definitivamente hace falta algo más que unas hermosas palabras para que nuestros huéspedes se sientan cómodos.

Lectura recomendada: Primo Levi “ Si esto es un hombre”