viernes, 27 de agosto de 2010

En dejes crecer la hierba...


... en el camino de la amistad ( Platón)

Llega una edad en que las cargas familiares anegan todos los espacios y relegamos nuestra vida social y el contacto con los amigos al último puesto del "hit-parade". Mal hecho. Este verano he tenido buenas oportunidades de segar la hierba que dificultaba el camino que conduce a los amigos. En algunos casos la hierba eran aunténticos matorrales, con lianas y cocodrilos y pigmeos. En fin.

Venía diciendo que este verano ha sido generoso en sorpresas. Anna Ejkelboom reservó un día de su semana de vacaciones en Madrid ( vive en Amsterdam) para venirse en tren a Asturias poco más de 24 horas sólo por el placer de darnos un abrazo, recordarnos que sigue viva y que nos quiere. Qué corto se nos hizo y qué larga nuestra gratitud.

La primera quincena de agosto pasé de hombre casado con hijos, a rodriguez. Inefable sensación. Desde hace 8 años que nació Cascarrabias´Kid no sabía lo que era correrse una buena farra. Algún amago, algo tibio, pero una buena fracachela con amigotes... ni me acordaba.

En fin, que ha sido un gusto recuperar tantas buenas sensaciones y conversaciones. Gracias Bili, Chufa, Luigi Agapeta, Dave, gracias a los marqueses de Baltanás, a Anna Ejkelboom, a Juan "el Bueno", al club de buceo, a los chicos de la Calle Costa Rica... Pena que este año faltaron a la cita los Jasper. No se puede puede tene todo.

jueves, 12 de agosto de 2010

No hay con quien tratar



Resulta que todo era una engañifa, un fraude, que nuestro presunto héroe Mohammad Mostafai era un puro farsante. No hay con quien tratar. Hoy salió en la televisión iraní Doña Sakineh Mohammadi Ashtiani leyendo un comunicado de su puño y letra donde confesaba que sí, que era viuda y culpable de adulterio, como se le había acusado. No sólo eso, sino que también se confesó culpable del asesinato de su esposo, hecho este del que no sabíamos nada hasta este momento. Por si fuera poco Doña Sakineh Mohammadi Ashtiani afirmaba no conocer a Don Mohammad Mostafai, su abogado y que, antes de que se cumpliera le pena de lapidación que pende sobre su cabeza, tenía la intención de denunciarle por impostor, por difundir su caso y por aprovecharse de su desdicha para hacer carrera y medrar. Hay gente sin escrupulos. Miren si estaba indignada la mujer que al parecer le temblaba la voz mientras leía la declaración. Sólo le faltaba pedir perdón a todos sus conciudanos por haber levantado tanto revuelo, ella, una indigna y adúltera mujer.

Doña Sakineh Mohammadi Ashtiani está deseando que se ejecute la pena y que la lapiden de una vez, para librarse del peso de su conciencia. La prensa internacional puede decir lo que quiera, pero una mujer como ella no merece vivir. Por eso pidió personalmente salir en la tele para contarles a sus paisanos la pura verdad, su verdad, con pelos y señales. En las calles de Teherán, de Isfahan, Qom o en las rebeldes tierras del Kurdistan habrá algunos estudiantes y profesionales liberales que pongan en duda la veracidad de su arrepentimiento y pública confesión, pero en los lejanos y feraces campos donde crecen los pistachos, en las ruinas de Persépolis donde pastorean las cabras, en las altas cumbres de Erbuz las humildes gentes del campo ven con alivio que su mundo sigue su curso sin alteración y se tranquilizan sabiendo que se ha hecho justicia y que los guardianes de la revolución aún mantiene a Alah de su lado. Alah es grande.

La prensa internacional afirma que Doña Sakineh Mohammadi Ashtiani ha sido coaccionada por el régimen para hacer tal declaración. Qué tontería. Ni me puedo imaginar qué tipo de argumentos y de amenazas se pueden esgrimir para forzar a una persona a firmar en público su propia sentencia de muerte. A una madre de familia con dos hijos. Cómo se la puede convencer para que haga tal cosa. Lo dicho. Es una conspiración internacional, judeomasónica e izquierdista; un contubernio.

La verdad, yo no entiendo cómo haya gente que se alarma porque Irán puede disponer de la bomba atómica.

martes, 10 de agosto de 2010

Mohammad Mostafai



El caballero de la foto se llama Mohammad Mostafai, tiene 37 años, es iraní y se gana la vida como abogado en su país. El señor Mostafai aceptó defender el caso de Doña Sakineh M. Ashtiani, una mujer también iraní de 43 años y madre de dos hijos, condenada a morir lapidada, acusada de adulterio, después de haber recibido los 99 latigazos que contempla la ley. El señor Mostafai con anterioridad ya había defendido otros 13 casos de personas, en algunos casos niños, condenados en su país a la pena capital. Desconozco la suerte que corrieron esas otras 13 personas.

Desconozco también al señor Mostafai, pero con sus 37 años es una persona joven, salta a la vista, y observando la foto parace además una persona elegante, dinámica y decidida. Viendo la foto, parece más un tiburón de los negocios que una persona sensibilida con la defensa de los Derechos Humanos, pero no debemos dejarnos engañar por las apariencias. O sí. A lo mejor el señor Mostafai, recién obtenido su título de abogado y deseosos de obtener éxito y protagonismo en su profesión vio en las causas perdidas una buena opción para su autopromoción y tiró por ese camino sin una vocación humanística muy profunda, puro oportunismo. Pero ay, hasta los corazones más duros tienen su Talón de Aquiles y en la segunda, o quizás en la tercer causa, empatizó con su defendido, y empezó a conocer las miserias del sistema, sus corrupciones, sus vasos comunicantes, sus inmundicias, y la mezcla de empatía e indignación obraron en su conciencia un cóctel explosivo y lo que empezó como una operación de marketing acabó en una dedicación convencida y militante. Desconozco al señor Mostafai, incluso la foto puede no ser suya, sino de un cantante de moda en el país persa, pero las cosas bien pudieron suceder así, o también de cualquier otra manera. El alma humana es a menudo insondable incluso hasta para sus propios titulares. ¡Que me lo digan a mi!

Dejamos sentado por tanto que el señor Mostafai se un convencido defensor de los derechos humanos y de los condenados a pena de muerte en su país. Su país, ay, es Irán. Un país por otra parte, precioso. Posiblemente el país más culto, vibrante y dinámico de toda Asia, a pesar de sus gobernantes. Actualmente Irán es un país sometido a la Sharía o Ley Musulmana, que contempla la muerte por lapidación, otras formas de pena de muerte o, en el mejor de los casos, la amputación de miembros por delitos de índole personal o de conciencia. Doña Sakineh M. Ashtiani fue una de las personas condenadas según la observancia de esta código legal.

Seamos sinceros. El señor Mostafai al aceptar el caso llevaba todas las de perder. No se trataba de defender a una mujer adúltera, si no de oponerse a todo un régimen político-religioso y a una manera de concebir el mundo. En esta historia quien menos parece importar es Doña Sakineh M. Ashtiani y su vida. El señor Mostafai sabe estas cosas, pero su empatía y su sentido de la justicia le impiden rendirse. El enemigo sin embargo es poderoso y él muy pequeño. Qué hacer.

El señor Mostafai pensó en dar publicidad al caso de Doña Sakineh M. Ashtiani através de su blog y la cosa funcionó. Su caso traspasó las fronteras locales y la prensa internacional se hizo eco del caso de Doña Sakineh M. Ashtiani y de las irregularides que habían acaecido durante su procesamiento. Al gobierno iraní, que hasta entonces tenía controlado al joven abogado y a otros tantos como él - para qué están sino los servicios secretos y la policía política - no le hizo ninguna gracia el cariz que tomaban los hechos y se lo hizo saber. Le llamaron a declarar y, a continuación, como modo de presión, detuvieron a su mujer y a su cuñado. El señor Mostafai se dio cuenta que había tocado la tecla adecuada, había golpeado donde más le podía doler al régimen establecido y, si le quedaba alguna duda, la detención de sus familiares no dejaba duda alguna. Entonces sus fuerzas flaquearon, se asustó y huyo del país. Ahora mismo se encuentra en Noruega donde ha solicitado asilo político.

Alguien puede pensar que el señor Mostafai es un cobarde por haber huido del país y dejar en la estacada a Doña Sakineh M. Ashtiani. Yo no lo veo así. Yo sigo pensando que es un héroe cotidiano, de los que son más necesarios, y precisamente su miedo y su necesidad de huir lo hace más humano y más creíble. A mi no me cabe duda que el señor Mostafai ha puesto su grano de arena para mover la descomunal rueda de la injusticia y no seré yo quien le pida más.

Cuando la cordura vuelva a Irán seguramente alguien recuperara la obra y el compromiso del señor Mostafai.

viernes, 6 de agosto de 2010

Vacaciones



La foto que ilustra esta entrada resume el verano y el periódo vacacional mejor que mil palabras: tiempo de reposo, sol, mar, un poco de deporte y sobre todo mucha felicidad.

La playa está bien, el solecito también, los chiringuitos qué te voy a decir yo, el buceo, la pesca, el paypo, las palas, la lectura, el periódico, los helados italianos, las excursiones, los plácidos paseos nocturnos, las comidas en la terraza, los reencuentros con algún viejo amigo, la siesta, el tour, pero lo mejor de todo es el tiempo compartido con la familia, tiempo para estar juntos y, entre bronca y bronca, reirse un rato.

De todos modos el modelo de vacaciones seguido hasta ahora murió definitivamente. Este fue el último año. Hasta ahora era cómodo, niños pequeños y playa por la mañana, playa por la tarde; playa por la mañana, playa por la tarde. Se acabó. Tanto a los chavales como a sus progenitores, el cuerpo nos pide algo más, diferente, nuevo. Ver veremos.

Cacarrabias´Kid nos fue contando su experiencia en el campamento. Cada día, sin que nadie le preguntará, nos iba contando lo que hacía fulanito ( había un niño en la cabaña que iba a las duchas desnudo se tocaba la pirula y se contoneaba cantando: ¡Colita mía!) lo que le había pasado a menganito ( había otro chico que se portaba mal y le pusieron a dormir sólo en una cabaña, otro que se rajó y tuvieron que facturarlo para casa), o nos sorprendía con una canción ( ¡Badabadún, badún, badún badún badero!), una expresión coloquial o un taco. Vino un poco chulito y hubo que ponerle en su sitio un par de ocasiones. Vino muy mal hablado, pero era era de esperar. Qué mal suenan los tacos en la boca de un mocoso. Poco a poco vuelve al redil también en este asunto. En el campamento conoció "la droga", aunque fuera de una manera estrictamente nominal, algún memo la mencionó y hablaba de ella con cierto halo de suficiencia y de misterio que tanto atrae a cierta edades. Lo cierto es que por más que le preguntamos no fuimos capaces de que nos aclarará qué era eso de la droga, por lo que dedujimos que sabe que existe, pero que no sabe qué es. ¿ Será oportuno ir poniéndolo sobre aviso antes de que lo haga la calle?


Los quince días cundieron de lo lindo. Quince días de autonomía y crecimiento personal. Tuvo contacto por primera vez con el dinero: esa porquería que puebla nuestros bolsillos y nubla el entendimiento. Conoció de primera mano que el dinero es un recurso escaso que hay que saber administrar y que las cosas tienen un precio. Ahora debe aprender que el precio y su valor no siempre van de la mano. Tiempo. Ni siquiera sus padres en ocasiones diferenciamos el precio de su valor. Con todo pensamos que también esta experiencia, por lo que cuenta, fue correcta.

La canción del verano. ¿ Recuerdan los payasos de la tele ? Quédense con la melodía de "Había una vez... un circo que alegraba siempre el corazón" y pónganle esta otra: " Había una boa... constrictor que comía negros en Sudán, a veces un inglés, a veces un francés, no miraba raza ni nacionalidad". O esta otra. Cojan la melodía de " la Conga de Jalisco" y digan " Jacinto Benanvente".

Esta losa que todavía veis sobre mi cabeza es pereza en estado puro. Me está costando, pero poco a poco me la voy sacudiendo. Vade retro molicie.