viernes, 24 de septiembre de 2010

Nuevo Curso



Se acabó el verano. Era hora. La verdad es que no ha sido igual de bueno para todos. Los muchachos han tenido un verano de lujo: que si campamento, que si playita, que si en el pueblo con los güelos, que si camping. ¡Ya quisieran muchos! Campanilla y yo sabemos que el invierno es duro, que los años de la infancia son muy cortos, que pasan volando y queremos que disfruten los veranos con la intensidad y la infraestructura que nos permitan nuestros bolsillos y nuestro tiempo porque sabemos y queremos que les queden buenos recuerdos de estos años.

Eso sí. Ahora que se ha acabado el veranito se han tenido que tragar el sermón de la montaña.

- Muchachos, habéis disfrutado del verano porque Campanilla y Culo Gordo han puesto todo el esfuerzo e interés en que así fuera. Pero ahora el verano se acabó. Comienza el curso y sois vosotros los que debéis dar el callo.

El Agente Naranja comienza el primer ciclo de primaria y Cascarrabias´Kid el segunda ciclo de primaria. Palabras mayores. En líneas generales no tenemos queja de su actitud hacia el estudio, pero queremos que tengan claro que las actividades del próximo verano estarán directamente relacionadas con su rendimiento académico. Si ellos se esfuerzan, Campanilla y Culo Gordo cumpliremos. Si ellos no cumplen, el verano será monótono y aburrido. ¿ Les suena el discurso?, ¿ vuestros padres también os soltaron el mismo rollo cuando estabais en el cole?

En fin, esperemos que el discurso haya calado. Les mantendremos informados.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Me vacilan



Me chulean, me vacilan, se burlan. Cómo han cambiado las tornas.

El otro día mandé a Cascarrabias´Kid a lavarse los dientes antes de irse a la cama. El tío estuvo de romería, como todos los días. A los cinco minutos, volví a repetir la orden y continuó la farra. A la tercera fui a buscarle al baño y me lo encontré manso como un corderito, lavándose los dientes, mirándome de reojo y con la sonrisa que no le cabía en la boca. He pasado de poner los anzuelos a que me los pongan y éste me lo tragué hasta el píloro.

Y por si quedaba alguna duda, con el cepillo en la mano y sin poder disimular la juerga, finjiendo inocencia, me preguntó, "¿ qué pasa?".

Angelito.

No tenía la más mínima intención de desafiar mi autoridad, sino de burlarse de ella. Soy de los que piensa que en esta vida hay que saber ganar y perder. Yo perdí y traté de asumir la derrota de la manera más elegante posible, y sobre todo, minimizando daños y evitando que además de batirme me humillara. Frené mi ímpetu, me bebí la cólera y lo mandé a la cama con el tono más neutro del que fui capaz.

La anécdota es sin embargo un síntoma de algo más inquietante. En los últimos meses, en relación con los muchachos he experimentado cierto cambios, muy sutiles, casi imperceptibles, que me llenaban de desasosiego. Antes - hace apenas quince días - no sabía cómo describirlo. Ahora, atando cabos, sí. Sus progenitores hemos dejado de ser el centro de su universo, se ha desplazado el centro de gravedad, lenta pero inexorablemente. Yo hemos empezado a ser en sus vidas seres de algún modo prescindibles y esto no acaba más que empezar. El golpe es duro, porque durante estos ocho largos años nuestra vida de alguna forma siempre ha estado ligado a ellos, nuestro centro de gravedad era su mismo centro de gravedad.

Habrá que adaptarse a la nueva situación, pero da tanta pena, y fue tan bonita.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

La Capilla Sixtina



Dice la prensa que se plantean restringir las visitas a la Capilla Sixtina para evitar el deterioro de las pinturas. Una verdadera pena. Ni imaginar puedo la cantidad de turistas que se van a quedar sin su foto o sin su sello compostelano, perdón, sixtiniano. Los viajes hoy en día parecen una gimkana, hay que ir pasando pruebas: la foto de la torre Eiffiel, la foto del Big Ben, la foto de la Torre de Pisa ( ¡las tengo todas!).Soltad a cien turistas de cien países diferentes una tarde en Paris con una cámara de fotos y al final de día el 80 % de las fotos serán parecidas. Me apuesto lo que sea.

Estuve en Roma una hermosa primavera de hace casi veinte años. Fui como un turista normal, esto es, a tirar la monedica en la Fontana de Trevi, a tomarme un helado en las escaleras de la Plaza de España y a darse un garbeo por la Ciudad del Vaticano. Como cualquier turista normal también tenía la intención de ver los museos vaticanos y la Capilla Sixtina. A qué cóño va a ir si no uno a Roma o a París o a Londres, si no es a comportarse como un turista normal y hacer las cosas que hacen todos los turistas. Yo, sin embargo, a pesar de haber estado en Roma y en la mismísima Ciudad del Vaticano me quedé sin ver la Capilla Sixtina. Cuando vi que entre yo y la magnificencia de las frescos de Miguel Ángel había no menos de dos o tres horas de cola, decidí que la magnificencia podía esperar y me fui a tomar un capuchino a una terraza. Lo mismo me pasó en otra ocasión en Florencia. Entre yo y el David se interpusieron varios viajes de estudios de bachilleres españoles y también había terrazas cerca. En Florencia sí visité la Galería de los Uffizi porque efectivamente no había cola. Recuerdo que lo visité cuando quedaba poco tiempo para ver cerrar la galería y me vi obligado a visitarlo tan rápido que cuando pasé por delante de los cuadros de Adán y Eva con el rebufo se les calló la hoja de parra.

Me pregunto que sería de nosotros los turistas si nos quitarán las iglesias, los museos y las terrazas. Qué vacío existencial tan grande.

Estoy seguro que es bueno que los turistas nos culturicemos y estoy seguro de que alguno de nosotros somos capaces de estremecernos ante la contemplación de la belleza, pero me cuestiono si es necesario ir tan lejos a buscarlo y pasar tantas incomodidades. Cuántos de nosotros hemos estado en el museo provincial de nuestra ciudad, cuántos de nosotros hemos acudido en el último año a una exposición artística en nuestras ciudades de provincias. Vale, no es la Capilla Sixtina, pero tampoco está escrito en ningún lado que la Capilla Sixtina tenga que gustarle a todo el mundo, ¿no?, o que una no puede estremecerse ante la contemplación de ese edificio señero de tu ciudad que atesora tanta historia y que tus antiguos conciudadanos levantaron con tanto esfuerfo, tesón y buen gusto.

Ahondando en el argumento. En otro viaje con Berhard, el mismo amigo con el que circulamos a gran velocidad derrapando por los pasillos de los Uffizi, caimos en La Capilla de los Scrovegni en Padova. La tal capilla fue adornada por los frescos de Giotto ( busquénlos en google), un personaje central y embrión del Renacimiento. Es una capilla que poco tiene que envidiar en importancia y hermosura a la Capilla Sixtina y que tuve la suerte de poder visitarla a solas con mi amigo Bernhard y su novia, durante todo el tiempo del mundo y con todo detalle, porque las guías turísticas no le deben considerar suficientemente importante

De esta visita no conservo ninguna foto. Ni falta que me hace.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Por qué no todas les leches son iguales.



La leche ya no es lo que era. Antes era algo grande, era - nunca mejor dicho - la leche; ahora vas al supermercado, compras un chupa chups y te regalan un litro de leche. La leche ya no tiene ningún valor.

Reconozco que nunca me ha gustado la leche y que jamás en toda mi vida he tomado un vaso de leche sola, siempre la he tenido que tomar con algo, preferiblemente café. Sin embargo reivindico desde aquí el consumo de la de una determinada marca de leche: La Central Lechera Asturiana.

¿ Por qué?

Porque la Central Lechera Asturiana es la marca de la Corporación Alimenticia Peñasanta. CAPSA es y sigue siendo una cooperativa de ganaderos que en 1970 se unieron para comercializar sus productos y hacerse fuertes frente al mercado. Tiene una estructura empresarial peculiar con su presidente y su consejero delegado, pero el peso de los socios, de los ganaderos, sigue siendo determinante.

Porque mientras la mayoria de las fábricas embotelladoras pagan a los ganaderos una mierda por el litro de leche, CAPSA es quien más paga al ganadero por cada litro de leche.

Porque CAPSA tiene un compromiso decido por la defensa del campo asturiano.

Porque si las explotaciones ganadera subsisten se revitaliza la vida rural, se combate el exodo a las ciudades, se consilida un futuro viable y de calidad en el campo asturiano, a todos los niveles: humano, económico y también medioambiental.

Porque no todas las empresas embotelladoras son tan escrupolosas con los estándares y controles de calidad de la leche que embotellan, en fin , que es verdad que todas las leches no son iguales y la calidad se tiene que ver en algún lado.

Porque tiene un departamento de I+D+i que le sitúa en la vanguardia de la industria alimenticia española y por su puesto, es un referente para todas las empresas asturianas que desean innovar en gestión, producto, envase, logística, marqueting, distribución, etc.

Porque tiene una imagen corporativa amable, muy personal, divertida, diferente.

Por su compromiso con Asturias.

Por su compromisos social.

Porque hoy acaba de cumplir 40 años.

Por todo ello: FELICIDADES