viernes, 31 de julio de 2009

S´acabó lo bueno



Hoy he vuelto de las vacaciones. He estado quince días con la manta y la radio. La manta es mi hijo el Agente Naranja: no hay quien se lo quite de encima; la radio es mi hijo, Cascarrabia´s Kid: no calla ni debajo del agua.

Las vacaciones de verano es la única época del año que tengo la oportunidad de compartir las 24 horas del día con mis hijos. Este año falló Campanilla. Cosas de la crisis. Ha conseguido un trabajo y no ha habido forma de compatibilizar su tiempo con las vacaciones de la familia.

A pesar de la ausencia no han sido unas malas vacaciones. Ha habido que multiplicarse y ha habido poco tiempo para relajarse, pero no, desde luego que no, no han sido unas malas vacaciones.

Hemos buceado, hemos pescado y hemos andado mucho mucho en bicicleta. Lo más peligroso era ir en conche con Cascarrabia´s Kid. La velocidad le inspira, se pone a darle al magín y con sus casi siete años me fríe con preguntas del tipo: ¿ a dónde nos vamos cuando nos morimos?, Si Jesús es nuestro padre, ¿ Dios es nuestro abuelo,no? etc. En fin ,que si estos temas son peliagudos en invierno, en verano, con el calorín, sudaba doblemente. Ya no cuela eso de " no me distraigas, que voy conduciendo".

También descubrí al Agente Naranja. No sé por qué pero es una persona especial. Tiene imán con la gente y ... no me acaba de gustar del todo. Siento que desde un punto de vista afectivo se empieza a ejercer una presión sobre su personilla que ni necesita ni sé si es capaz de negociarla. Yo me entiendo.

El verano es también tiempo de lectura. Me he despachado "Las aventuras del buen soldado Svejk". El vulgo tiene asociado este libro a una seria ya antigua de televisión en la que se contaba la historia del muy imbécil soldado Sveik. Efectivamente, Svejk es un majadero, pero lo que narra el libro sobre todo es la historia de un imperio burocratizado, decadente, absurdo y corrempido, inmerso en una guerra brutal, burocratizada, decadente, absurda, corrupta y real, muy real y muy sangriente.

Es imposible hablar de funcionarios y burócratas sin acordarse del posiblemente mejor cuento de la historia de la litaratura. "La muerte de Ivan Ilich" de Leon Tolstoi. Si no lo leen, no digan que no habían oído hablar de él.

sábado, 4 de julio de 2009

Es volver a sentirse gente



La casualidad no existe, te elije.

En la biblioteca de la familia había un libro de pastas gordas que siempre había tenido ganas de leer. Una vez, en la adolescencia, lo intenté y no debí pasar de la décima página. Desde entonces las ganas de retomar su lectura me perseguía y ya paso de los cuarenta. No es casualidad que precisamente ahora, en estos tiempos de precariedad, pobreza e insolidaridad haya caido de nuevo en mis manos este libro y en esa edición. "Las uvas de la ira" de John Steinbeck.

Es una novela de los años cuarente que narra la época posterior al crack de 1929 en los Estados Unidos, los años en que América fue pobre y los campesinos de los estados del interior, Oklahoma, Arkansas, Texas, perdían sus acres de tierra a manos de los bancos y debían emigrar a otros estados más prósperos, como California en el caso de la novela, con una mano delante y otra detrás, para salir adelante, llevando consigo todas sus pertenencias y la numerosa familia, y eran recibidos por sus compatriotas ricos como animales sucios, malolientes y subversivos: rojos, que dice en la novela, porque no se conformaban con vivir en unas condiciones infrahumanas, trabajando de sol a sol y por un salario de mierda.

La edición de la novela es de finales de los años sesenta, una edición cuidada de una serie que debió editar la editorial Planeta con intenciones de gran difución y popularidad. Cuarenta años después las páginas amarillean y despiden un intenso olor a papel viejo y rancio. La tradución nos dice un poco cómo era la España de aquella época. El traductor se ve obligado a explicar en una nota a pie de página que el "blues" es una típica canción popular de los negros ( no me digan que no es tierno), no traduce al castellano la ropa de los campesinos " Overalls" ( monos) ni váter (water close) y explica a pie de página que la palabra "nursery" no tiene traducción al castellano, cuando posiblemente en aquella época en España no existía el concepto de guardería para niños. Ya se sabe, la mujer con la pata quebrada y en casa.

A lo que iba. La verdadera literatura, las novelas de verdad, narran siempre la historia de un viaje, en el espacio: la Odisea, Tirant Lo Blanc, Don Quijote de la Mancha, Robinson Crusoe, Corazón en las Tinieblas, Todos los hermosos caballos; o en el tiempo: 1984, Los Buddenbrock, Fahranheit 491, Historia de dos Ciudades, 100 años de Soledad, etc. El viaje de la familia Joad desde Oklahoma a California es un viaje por todos los matices de la dignidad humana, es el viaje de un familia humilde, unida y digna que mantiene ante la adversidad la dignidad y sabe que es precisamente en esa dignidad donde reside su mayor fuerza.

La familia Joad nos enseña que en los peores momentos es lo mejor de la condición humana lo que nos salva, el valor al que nunca en las peores circunstancias se debe renunciar. Es el trato humano y la solidaridad lo que nos hace sentirnos gente.

La novela es buena y necesaria y si no creen en la casualidad, abranla y leanla ahora mismo, precisamente ahora que han llegado los años de vacas flacas y todos culpan a todas y nadie hace nada por nadie. Léenla y reflexionen sobre lo que estamos haciendo cada uno de nosotros por mejorar la situación difícil que nos ha tocado vivir.

Yo he aprendido algo y no pienso renunciar a sentirme gente y a que la gente que me rodea, conocida o no, también lo sienta.