domingo, 27 de mayo de 2012

Nosotros, los poderosos


Nosotros somos las víctimas. Sin duda alguna. Los contribuyentes, los que vivimos sólo de nuestra nomina y de nuestro trabajo y no conocemos ni primas, ni incentivos, ni bonos, ni, dietas, ni tenemos acceso a los presupuestos, ni nos dan una VISA de representación, ni nos pagan un plan de jubilación, ni nadie nos ha dado un contrato blindado. Somos las víctimas y nos sentimos tan indefensos y desamparados...  Sólo nos queda la rabia y el temor. ¿ Cúantos más caeran antes de que toquemos fondo?

Nos gustaría que las cosas fueran de otra manera y estamos convencidos que es muy poco lo que podemos hacer. ¡ Los poderosos son tan poderosos y nosotros tan pequeños! Pero poco no es lo mismo que nada. 

En la vida siempre se presentan unos pocos momentos en que nuestra intervención puede cambiar a su escala el rumbo de la historia. Son muy pocos y nunca sabes ni cuándo, ni cómo, ni quién, pero se dan.  Son momentos en los que uno debe saber decir que no, o basta, o adelante, o cuenta conmigo. Son momentos en que resulta decisivo dar un paso al frente o un paso atrás, son momentos en los que entra en juego nuestra conciencia y en los que tomar la decisión adecuda afecta en algún sentido a personas de nuestro entorno más cercano y acarrea siempre consecuencias, de algún modo imprevisibles, de algún modo negativas para nuestro intereses o para las personas que queremos. A nadie le gusta tener que enfrentar momentos de ese tipo. Suele ser más sencillo engañarse, dejarlos pasar, eludirlos y continuar lamentándose y quejándose, porque nos compromete menos, pero no puede ser. Esos momentos vendrán y debemos saber aprovecharlos. Luegom no digas.

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