domingo, 9 de marzo de 2008

¡Es mentira!

Es mentira que no quepamos todos en este país, que no haya sitio para los que vienen de afuera, que tengamos más derecho a vivir en este tierra por el simple hecho de haber nacido aquí.
Es mentira que los que vienen sean delicuentes o que todos los delincuentes son de los que han venido.
Te puede gustar más o menos. Pero es radicalmente falso.
Los que vienen, traen la ilusión y la esperanza de progresar y desarrollarse como ciudanos entre nosotros. En la mayoría de las ocasiones quienes abandonan sus países forman parte de las mejores generaciones, el truncado orgullo de sus países de origen. Traen el tesón y la determinación de quienes han conocido todos los matices de la miseria y lo invierten todo aquí, dándoles a nuestros ancianos su cariño y su tiempo, cuidando a nuestros hijos, limpiando nuestras inmundicias, construyendo nuestras edificios postmodernos, creando sus propias empresas, generando riqueza, dinamizando nuestra economía, engordando con su trabajo la caja de nuestras pensiones a cambio de... de qué; de desprecio, de altanería, de soberbia, de xenofobia, de desdén...
Es mentira. Completa y pura mentira.
Cabemos todos y somos iguales y debemos trabajar por un futuro mejor y común para todos. Sin distinciones.
Nadie dijo que vivir fuera fácil

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