martes, 6 de enero de 2015

Navidad 2014


Lo mejor es que ya han pasado y seguimos aquí para contarla. No han sido una malas navidades, de hecho, las he conocido mucho peores. Han sido unas fiestas diferentes. Por ejemplo, todos los miembros de la familia conocen ya que los Reyes Magos existen pero que somos los padres. Sucedió allá por octubre. Campanilla y yo conspirábamos en la cocina y vino el Agente Naranja a cortarnos el rollo. La pregunta del millón cayó de sopetón.

 - ¿ Es verdad que los Reyes sois vosotros?

   Transcurrieron nano segundos entre el sonido de la última letra, desde que se oyó el eco de la entonación, de su cortante interrogación, hasta  que le confirmamos la veracidad de los hechos, y en sus mirada, que se cruzó temblorosa y anhelante con la nuestra, habitó toda una dolorosa eternidad. La verdad es que nos había pillado de sorpresa, que no nos lo esperábamos, ni en ese momento, ni así, de sopetón, y a pesar de que en su miraba anidaba la esperanza de la mentira, del dulce desmentido, de alguna manera sabíamos que ese era el momento apropiado y que estaba bien así. Campanilla me miró. Yo la miré a ella. El Agente Naranja estudió la mirada que Campanilla se cruzó conmigo, buscó seguidamente la mía y ahí estaba, la confirmación del desastre. De algún modo estábamos convencidos que a sus diez años él ya sabía y prefería vivir en el engaño, pero resultó que no, que si había oído, había olvidado y si le habían dicho, no había escuchado. Había tanto desencanto concentrado en sus ojos, había una dosis letal de desengaño...

 - Agente- le dije señalando a Campanilla- saluda a su Majestad doña Gaspar. Y luego, haciénndole una colorida y barroca reverencia, me presenté.

 - Puedes llamarme Baltasar.

 - Entonces, ¿ es verdad?

 Lo era. Encajado el primero golpe, nervioso, frotándose las manos, en el umbral de la puerta de la cocina, con la seria sonrisa nerviosa, la segunda pregunta no se hizo esperar.

 - ¿ Y el ratoncito Pérez?

 Las carcajadas fueron tan exageradas que atrajeron a la cocina al cuarto en discordia: Cascarrabias´Kid. También él tuvo que corroborar que sus sospechas ya no tenían vuelta atrás.

 - ¿Y pagabais vosotros los regalos?, ¿ Y cómo hacíais para esconder los regalos?

 En ese aspecto las fiestas no han perdido la magia de los Reyes Magos, han sido diferentes, pero no peores. El conocimiento no ha eliminado el misterio de la epifanía familiar. Les hemos obligado a escribir la carta como todos los años. Y nos han llenado la nevera de notas, post it, folios. tachones, flechas, cambios de opinión, reafirmaciones, subrayados, en fin, que lo han vivido con una intensidad envidiable. En algunos casos ponían hasta el precio del regalo, porque aunque los reyes existan realmente por más que seamos los padres, el país está como está y la pela es la pela. Por otra parte, este año el adviento ha tenido la ventaja de que los dos hermanos han podido intercambiar pareceres sobre el tema por primera vez, algo que Cascarrabias´Kid, que se ha portado como un campeón estos dos últimos años guardando el secreto a su hermano, estaba ya deseando. La víspera, ayer, aún habíendonos ahorrado acudir a la cabalgata, los dos hermanos estaban nerviosos como siempre, no les cabía el alma en el cuerpo y por la noche, como no podía ser de otra manera, limpiaron los zapatos, cogieron hierba para los camellos, les pusieron un bol de agua para abrevar, les sacaron unos dulces a sus majestades y les escribieron la carta de agradecimiento de rigor.

Cito literalmente:

"Queridos Reyes Magos:

Valoramos vuestra sabiduría y esperamos que nos traigáis lo que hemos pedido. Sabemos que elegiréis los regalos que consideráis aptos. Esperamos que elijáis muy bien. Vuestros queridos súbditos y descendientes esperamos que os comáis la hierba, el agua con la lengua y que nos dejéis los bombones de coco.

Muchos besos de vuestros súbditos.

P.D. como no veamos el stratego os fusilamos".

Angelitos.

P.D. Las notas de Cascarrabiás han vuelto a los estándares esperados. Las del Agente Naranja, en su nivel.

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