martes, 27 de enero de 2009

¡LOA AL TRABAJO!



Nos come la mierda. Literalmante. Posiblemente en el pasado hayamos vivido por encima de nuestras posibilidades y el milagro económico español que encandiló al mundo haya sido un espejismo. Como decía el poeta ( Baudelaier, quién si no): "Luxe, Calme et Volupté".

Ahora se ha dado vuelta a la tortilla y nos invade el fatalismo. Estamos al borde de la extinción.
Pues mire usted. Ni tanto ni tan calvo.

En este país no ha trabajado nunca ni Dios ( ni falta que le hace, siempre tiene quien le haga el trabajo sucio. perdónenme la paradoja). La gente se metía a cura para vivir sin dar palo al agua. En la Edad Media sólo trabajan los campesinos, los moros y los judios. Los cristianos de rancio abolengo no se manchaban las manos. Qué diferencia con la mentalidad de los industriosos, laboriosos y demócratas calvinistas.

Actualmente poco han cambiado las cosas. Los jóvenes sueñan con una plaza de funcionario como un cura rural sueña en una canongía. En países como el Reino Unido un "civil servant" es poco menos que un cero a la izquierda que no sirve para otro cosa. Más o menos lo mismo que aquí, sólo que en el Reino Unido ser funcionario además está mal visto.

Otra muestra. Publicaba la prensa que desde que se desencadenó la crisis, se ha reducido a mínimos el absentismo laboral en las empresas. Cuando las barbas de tu vecino veas pelar... ¡ Cómo puede ser la gente tan irresponsable!, ¿sólo entendemos las cosas cuando se nos pone entre la espada y la pared?

Estos días en que las previsiones económicas son tan catastróficas posiblemente la única fórmula que nos puede salvar es la laboriosidad, la industria y el esfuerzo de los calvinistas. Así que, en ese sentido, los españoles estamos bien jodidos. Aquí la culpa siempre la tiene otro y lo mejor es irse de copas con la molicie para celebrarlo.

Somos un país vago y es muy difícil sobreponerse a las inercias culturales tan acendradas en el inconsciente colectivo. Quizás esta sea la ocasión propicia para sobreponernos a esa fatidica inercia. Nos jugamos mucho en ello. Ahora más que nunca es necesaria una sana cultura del trabajo. Ahora más que nunca necesitamos líderes políticos que nos recuerden no hay éxito sin esfuerzo, que nos repitan que no hay fruto sin siembra, que nos enseñen que no hay prosperidad sin trabajo. Sin trabajo duro. Mal que nos pese. Necesitamos políticos que nos lideren en el reto de conquistar el futuro y nos sobran los políticos que fían su éxito a la suerte, o a una quiniela de quince o al tira que libras.

Este país necesita una cultura del trabajo sólida y real. Y necesita también una cultura empresarial, pero de esto, contaré otro día.

Lectura recomendada: Max Weber " La ética protestante y el espíritu del capitalismo"

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