domingo, 17 de julio de 2011



Para M. para I, para E, para C.

La mente de la Reina de Saba ya se limita a funcionar como una espiral que en cada vuelta se va estrechando más y más, siempre en círculo, cada vez más angosta, que se acorta a cada paso y en el camino, como naúfrago en busca de tabla salvífica, va buscando siempre las mismas piedras con las que tropezar. " Y entonces dijo: no te enfades con él, que es bueno y no lo volverá a hacer", ó " qué ganas tengo de ver a tus chavales", o, " tu naciste antes de venir de LB, ¿ verdad?", o "Priscila tiraste un peu", o " mirar el pañuelo moquero como si contuviera perlas",o... En la reiteración está el sentido y la ilusión de la memoria perdida.

Cada vez resulta más difícil. Sin entrar en más detalles. Tan sólo menionar uno. Mujer de misa diaria ha empezado a olvidar sus oraciones. Se mantiene la música, el soniquete, pero ya empieza a fallar la letra. Sería hasta divertido sino fuera un síntoma más de las deshumanización. Hace tiempo que está asumido y jamás se oyó lamento, queja, ni flaqueza, pero es un enfermedad cruel y agotadora.

El tributo: cuando murió el monarca consorte hace casi treinta años dejó en herencia la responsabilidad de sacar adelante cinco hijos, cuatro bajo el mismo techo y tres sin ingreso económico alguno. Poco más. (En lo material, conviene puntualizar). Salió victoriosa del empeño. No me gustan las historias del pobre, del esfuerzo y del sueño americano, pero hemos visto salir a la Reina de Saba muchas mañanas de casa con la determinación, una honradez a prueba de bombas y el Espítitu Santo de su parte. Visto lo visto, la doña se hubiera merecido otra vejez, otro descanso.

Lo que más me duele es que el recuerdo que de ella se lleven Cascarrabias´ Kid y el Agente Naranaja no le hará justicia.

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