lunes, 9 de abril de 2012

Abril 2012



Dicen los papeles que sube el recibo de la luz, llenar el depósito se está poniendo imposible, se anuncián recortes importantes en la sanidad y la educación públicas, se comenta que pueder ser que vuelva a subir el IVA, acabó la Semana Santa, los obispos han sacado a la calle todas sus huestes y se sienten fuertes, dan homilías en el televisión pública de dudoso gusto y limitada inteligencia, los pilotos de Iberia se han puesto en huelga, la incidencia es menor porque ya se viaja menos, aunque haya un aeropuerto en cada pueblo, las familas van en tren o en coche o en foto, en Carrefour han congelado el sueldo de seis mil trabajadores con la escusa de que la reforma laboral se lo permite,van a empezar a cobrar por los servicios jurídicos, como los recursos de segunda instancia, habrá una justicia para quien se la pueda permitir y otra para los que no se la puedan permitir, en Corea del Norte programan una prueba nuclear, se teme que en Argelia ganen los islamistas, en Siria, ay, en Siria..., habrá amnisitia fiscal para los que han robado siempre, quieren endurecer el código penal, meter a la gente en la cárcel por ser joven y gritar en las manifestaciones de Valencia o concentrarse en Sol, quieren crear un paraíso legal, con leyes a medida, para que se instale en el suelo patrio un gran casino tipos Las Vegas, etcétera.

No es el argumento de una película de terror es lo que ponían los papeles un día cualquiera, por ejemplo, hoy.

No me resigno. Me empeño en ser rabiosamente feliz. No renuncio a madrugar y desayunar despacio y solo, llevar a los chicos al colegio, escuchar sus historias, amonestarles, animarles, reirme con ellos y meterles doctrina en vena, ir la trabajo y esforzarme como si no me hubieran bajado el sueldo, por amor a mi oficio, solidaridad con mis compañeros y el afán por el trabajo bien hecho sin contar los días que me quedan para la jubilación, hacer la compra, cocinar todos los días en ese sitio que tanto me gusta: la cocina, beber un vaso de buen vino, planear las próximas vacaciones con Campanilla, jugar a los médicos, todas las noches si hace falta, lo que sea con tal de salvar a la humanidad, reunirme con la gente de la calle Costa Rica, añorar a los amigos, dejarme sorprender por el discurso incesante y extraño que llamamos vida - el otro día un extraño me regaló un pedazo fresco de mi pasado -, desear llegar a casa para leer un libro, o escuchar una pieza muy precisa, comprar la prensa a pesar de su cada vez más sectaria tendencia y sobre todo, ganarme el derecho a sentarme en el

"¡Beato sillón! La casa
corrobora su presencia
con la vaga intermitencia
de su invocación en masa
a la memoria. No pasa
nada. Los ojos no ven,
saben. El mundo está bien
hecho. El instante lo exalta
a marea, de tan alta,
de tan alta, sin vaivén".(Jorge Guillén)

En fin, pretendo seguir dándole más importancia a la verdad de la brisa en la cara, que al ruido y la furia de los medios.

La foto es de una manzana mordida por Cascarrabias´Kid. Fijense en los tremebundos paletos

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