viernes, 28 de marzo de 2014

Desayuno con churros.


En casa cuando hay torneo de ajedrez, se desayunan churros. Los churros tienen un componente simbólico y también mágico. Como símbolo ponen a los jugadores en situación; como factor mágico, aporta a los jugadores la fuerza extra y exclusiva para ganar todas las partidas: la poción mágica.

- Papá, mañana pon churros para desayunar.

Y ya sé que al día siguiente tienen torneo.

No recuerdo cómo empezó lo de los churros y el ajedrez, pero me lo puedo imaginar. Un día quería que los chicos desayunaran churros, reacios como eran  y son a cualquier innovación gastronómica, coincidió con que era la primera vez que Cascarrabias´Kid iba a jugar un torneo y me monté la historia. Los chicos tragaron y ahora me tienen cogidos por las gónadas. Si hay torneo, o hay churros o hay mosqueo. Afortunadamente no juegan más de tres o cuatro torneos al año.

Con lo del ajedrez empezó Cascarrabias´Kid en el colegio. El Agente Naranja, en ese tema, como en tantos otros, siempre ha ido a remolque de su hermano. A los dos les gusta el juego, pero de momento, cuando juegan juntos, suele ser el mayor el que gana. Pero porque le tiene comida la moral. El Agente Naranja ha perdido la partida antes de mover la primera pieza porque piensa que en el orden del cosmos está escrito que los mayores ganan a los pequeños. El mismo techo de cristal me funcionaba a mi con Cascarrabias´Kid, porque jugar, lo que se dice jugar, juego poco. Soy más bien mediocre, tirando a pésimo, y baso mi estratégica, ahora que no me están leyendo, en los recursos psicológicos, acelerando o frenando las jugadas para sacar al contrincante de cacho. Y si cometen un error, zas, ahí estoy yo. Solía funcionar.

Cascarrabias´Kid salió muy listuco. Es un muchacho curioso que se interesa por casi todo. El Agente Naranja suele estar más encerrado en su mundo, presta atención cuando hablamos, pero nunca dio grandes muestras de vida inteligente. Un día, hablando con una maestra en clase, me comentó que tenía un hijo muy inteligente. Me vanaglorié del comentario, pero había un malentendido. Yo pensé que se refería a Cascarrabias´Kis y no, se refería al pequeño, al Agente Naranja

- El listo es El Agente Naranja.

Puntualizó. La maestra conocía bien a los dos hermanos y el comentario me dejó verdaderamente descolocoado. Debo decir que con el paso de los años le tengo que dar la razón. Cascarrabias´Kid sigue siendo un niño despierto, listo, curioso y muy aparente, el chaval luce, pero el que se sale es el Agente Naranja. Cada día que pasa nos deja más muestras de ello. No estoy diciendo que sea un genio, ni que el tío vaya a ser Einstein, estoy diciendo que las apariencias engañan y cómo.

Este mismo domingo, en el último torneo de ajedrez, el segundo que juega en su vida, el mismo en que su hermano con todo su entusiasmo, experiencia y empeño jamás pasó de la mitad de la tabla, quedó quinto. Y porque se pudo nervioso. Cuando juega sin presión y por el placer de jugar, da miedo.

El dibujo es obra del mismo Agente Naranja, hace ya dos o tres años. Ya quisiera Tolomeo tener un mapa tan preciso.

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