sábado, 7 de junio de 2014

Fuerza. Lealtad. Ánimo.

El Camino tiene su punto ¿espiritual?¿ ritual? ¿simbólico? ¿trascendente?. Normalmente cuando se corona alguna cuesta especialmente fuerte es habitual encontrarse un montón de cruces que dejan los peregrinos no sé si como gratitud, oración o testimonio. Esta mañana al final del repecho había una fila de cruces durante más de un kilómetro. Son sencillas. Dos palos cruzados, pero hay otras más elaboradas, de tela, por ejemplo. También a lo largo del camino la gente va dejando piedras encima de los mojones y en ocasiones fotos o frases escritas de su puño y letra. en otras ocasiones te encuentras colgados de los árboles o de los vallas del camino trozos de tela al viento con frases o palabras escritas, al estilo de las religiones orientales. También en el camino te encuentras cruces como testimonio de los peregrinos que murieron. La primera que nos encontramos era de un brasileiro y a Giovani se le encogió el corazón. El segundo también era brasileiro y desde entonces, cada vez que vemos una cruz, Giovani se empeña en asegurar que también es brasileño. Han muerto más brasileiros en el Camino de Santiago que en el desembarco de Normandía. Con un enterramiento de un tal Yamamoto o Kurushaba dio su brazo a torcer y concedió que con ese nombre bien podía ser andaluz el finado.

En el camino hay tiempo para hablar, pero la mayor parte del tiempo, sobre todo cuando avanzan los días, uno tiende a caminar solo. Y, claro, le das a la chola. Hay gente que ha venido aquí precisamente a eso. De hecho la "rara avis" para variar soy yo. Yo no siento la necesidad de darle muchas vueltas a la cabeza ni a mi situación personal actual, pero lo cierto es que he venido con los deberes hechos. Durante los dos meses de preparación para venir aquí, caminé mucho y ahí sí, le di bastante más a la chola que ahora aquí. Algo, sin embargo, le he dado. He descubierto por ejemplo que la lealtad es el cemento que amalgama todas las relaciones humanas. A menudo nos llenamos la boca con grandes palabras: justicia, amor, libertad, quéseyo y nos olvidamos de la lealtad. Sin lealtad no son posibles ni la relaciones laborales, ni las afectivas, ni las amistosas, ni ninguna otra. La lealtad se cocina con afecto, compromiso y una fuerte dósis de generosidad. Es perfecta cuando es correspondida, pero es viable también cuando funciona en una sola dirección.

El "leitmotiv" aquí es desearse"buen camino". Cada vez que adelantas o te cruzas con un peregrino se lo sueltas. Yo para estas cosas siempre he sido muy mío y no me gusta decirlo. "Etiamsi omnes ergo non". Salvo que la chica que se cruza esté suficientemente buena. Además yendo con Giovani ya desea él buen camino a todo lo que se menea.

Seguir el camino normalemnte es fácil. Aparte de las conchas que lo jalonan, que no siempre están bien colocadas, en todo momento, en cada cruce, hay flechas amarillas. La señalización en Navarra por ejemplo, era perfecta, porque cada pocos kilómetros podías encontrarte carteles indicandote las distancias entre poblaciones; en La Rioja la señalización es deficiente.

El miércoles en Los Arcos estuvimos visitando la iglesia barroca, espectacularmente bonita. Y tomando cervezas en la plaza con el gallego de Noia y el ovetense de mi infancia. Que ya es casualidad coincidir con un tío de mi ciudad, de mi edad y de mi barrio con el que de niño me pegué más de una vez y al que no puedo ver ni en pintura. Los primeros días nos evitamos los dos. El otro día nos fue imposible no mencionar que nos conocíamos.

Ayer nos despedimos de Nudia. Fue la despedida más larga del mundo. Nos despedimos por la mañana al abandonar el albergue y siete kilómetros después en la primera parada para reponer fuerzas. Giovani incluso se despidió una tercera vez, unos quince kilómetros más tarde y me dice que le contó la historia de la medalla. Resulta que le había comprado una medalla de peregrino para regalársela a Nudia y se lo puso de "extranjis " en la mochila. El problema es que se equivocó de mochila y le puso la medallita al catalán farmacéutico. El que conoce todos los mejunges para el bienestar muscular. El tío se quedó súper sorprendido y agradecido y Giovani en lugar de deshacer el entuerto tiró para adelante. Le dijo que era por todos los consejos y cremas que le había prestado. Lamento haberme perdido el cachondeo que debió pillarse la Nudia cuando le contó la historia. Nudia se quedó en el albergue de Viana, preciosa ciudad. La última ciudad de Navarra. El resto seguimos a Logroño.

Vi a Giavani tan cansado que estaba seguro de que se iba a quedar en Viana con Nudia, pero una vez más demostró que es mi héroe. El tío llegó a Logroño. Eso sí. Llegó cerca de las tres cuando lo habitual es dejar de caminar sobre la una. El grueso del grupo: Don Manuel, Nicolás, Rosa y Cristiane la brasilerira nos hospedamos en el albergue parroquial por indicación de Don Manuel. Las hospitaleras u hospitalrarias, para variar eran extranjeras: británica e italiana. Eso es otra de la peculiaridades del camino, casi todos los albergues, aún siendo municipales, los regentan congregaciones o asociaciones extranjeras: belgás, holandeses, alemanes, franceses,... y la lengua franca es cualquiera menos la nuestra. El albergue parroquial es pequeño y cuando llegamos ya estaba lleno. Nos hospedaron en el piso de arriba en colchonetas sobre el suelo. En el albergue, al dictar las normas al llegar, te recuerdan que a las siete es la misa de peregrinos y que después de cenar- suele ser una cena común que prepara uno de los peregrinos ( ayer goulash húngaro y ensalada) - hay que bajar de nuevo a la iglesia a rezar y a que te sellen la compostelana. Por aquello del etiemsi preferí quedarme sólo en la cocina fregando y recogiendo.

En Logroño aproveché para acercarme a echarle un ojo al coche que lleva aparcado desde el pasado sábado. Lo encontré bien y lo cambié de sitio. Al regresar al albergue me encontré una tienda que vendía una camiseta de superman como la mía y se la compré para Giovani. Qué menos. Por su culpa todo el mundo me conoce como supermán en nuestro grupo y además el muy cabrón difunde por ahí que es mi segunda piel y que no la he lavado desde el primer día. Dice también que si aún no tengo ni ampollas ni agujetas es por la camiseta y por la kriptónita, claro. Ya le dicho que si llega a Santiago va a ser gracias a la camiseta que le he regalado. ¡ Superman!

Hoy hemos llegado a Najera. Treinteyun kilómetros bajo el sol

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