domingo, 26 de abril de 2009

Autobiografia, Charles Darwin


Se conmemora este año los doscientos años de su nacimiento y por sorprendente que parezca sus teorías son todavía hoy un caballo de batalla entre evolucionistas y creacionistas o negacionistas, entre los que asumen que las diferentes especies son fruto de una evolución y de una adaptación al medio y quienes defienden que detrás de esa evolución hay un diseño inteligente de origen celestial. Con la salvedad de que quienes defienden esta segunda postura lo hacen apoyándose en el relato bíblico, al que no le restan ni ápice de literalidad. Delirante.

El bueno de John Scopes, profesor en el estado de Tenesse fue condenado en 1925 por enseñar las teorías evolucionistas en su escuela. Cabría pensar que este tipo de actitides forman parte del pasado. Pues no. En varios estados de los EEUU está prohibido corromper a la juventud con estas ideas científicamente provadas bajo amenaza de prisión. Viva la Ciencia, el Progreso, la Cultura y la Libertad de Cátedra.

El "origen de las especies" es una lectura de referencia universal, por lo que significó en el momento de su publicación para el mundo de la ciencia y por lo que significa hoy en día en el ámbito de la lucha ideológica.

Esta semana ha caído en mis manos un libro delicioso y que merece la pena leer. Se trata de la breve autubiografía que escribió el señor Darwin para puro consumo familiar. Unas notas ágiles y sencillas en las que explica a sus hijos quién es su padre y qué le movió a hacerse ciéntifico.

En su relato no hay afán de protagonismo ni siquiera de reivindicar su obra. Tan sólo el interés en recordar su infancia, sus padres, sus amigos, sus maestros, sus viajes, sus experimentos, sus enfermedades y sus libros. Su lectura nos nuestra un hombre llano, que amaba su trabajo y su familia, un científico quisquilloso y un ser humano que sabía vivir, buen anfitrión, mejor conversador y al que le gustaba mucho divertirse.

El señor Darwin era, sin embargo, plenamente consciente del revuelo que podían desatar sus teorías y era precisamente esa responsabilidad la que movía a ser aún más escrupuloso en la preparación de sus experimentos y en la contrastación de todos los datos, en el rigor de sus exposiciones. Él fue su mayor crítico y su única motivación era el amor por su profesión y por la verdad. Posiblemente esa dedicación al trabajo y honestidad con su profesión fuera la única manera de soportar una responsabilidad tan grande.

Varias han sido las autobiografías que han salido estos días a la librerías. Yo he manejado la de la Colección Verticales, del Grupo Editorial Norma.

La recomiendo porque viene con una texto del hijo de Darwin que no tiene desperdicio y con otro pequeño anexo en que se recojen algunas de las cartas que Darwin se cruzó con diferentes personajes en relación con sus creencias religiosas.

Tranquilos, no les desvelaré cuál era el sentimiento de Mr Darwin en relación con la existencia de Dios una vez comprobado que la cronología bíblica era pura chufla. Hasta en eso era un personaje excepcional.

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