jueves, 22 de septiembre de 2011

Aficiones.


Foto Copyright: Campanilla. El cetrero es Cascarrabias´Kid.

Los hijos a menudo heredan las frustraciones de los padres y acaban saldando deudas que no les corresponden: la música o el rugby podrían ser dos claros ejemplos del pecado original que están purgando Cascarrabias´Kid y El Agente Naranja. Afortunadamente no lo llevan mal, al contrario, han asumido las aficiones como propias, más el Rugby que la música, todo sea dicho. Aunque albergamos la esperanza que en un futuro no muy lejano valoren más lo segundo que lo primero. Angelitos.

Los padres también transmitimos a nuestros hijos nuestras propias pasiones: la montaña, la micología, el Real Oviedo, la lectura, el cine... Con suerte desigual, por otro lado. En algunos casos comparten la pasión y en otros... bueno, hay que negociar.

En la mayoría de los casos la corriente circula de padres a hijos, los chicos son más permeables a las inquietudes de los padres que al revés, aunque a medida que van creciendo, surgen con fuerza esas inquietudes y es un verdadero placer compartirlas con ellos. El ajedrez, las partidas a la escoba o... la cetrería.

Hace unos años presenciamos una exhibición de cetrería donde vimos volando halcones, águilas y otras aves y los chicos quedaron prendados. Posteriormente, cuando se repusieron en TVE los capítulos de "El hombre y las Tierra", los chicos se bebían con los ojos los capítulos en que Félix Rodríguez de la Fuente explicaba las diferencias de unas rapaces y otras, cómo se adiestraban y las diferentes artes de caza con rapaz. Casualmente ese año los Reyes Magos nos trajeron a casa un libro de cetrería y también, este año, cuando fueron de campamento, les metí en la mochila una guía de aves. Para mi sorpresa la hojearon y ya empiezan a distinguir algunos pájaros. Sin ir más lejos, este mes, que fuimos de camping, un día, a las 08:30 de la mañana, cuando todo el mundo duerme y descansa, un grito de Cascarrias Kid, rompió el sacrosanto silencio de la mañana."¡Papá, papá, un herrerillo común!". En realidad era una pareja de carboneros comunes, como bien pudimos comprobar en la guía, pero el error era más que aceptable porque la diferencia entre una especie y otra radica poco más o menos en que el herrerillo tiene el moflete amarillo y el carbonero blanco. Una nimiedad.

Es de justicia. Si nosotros les hemos hecho cargar con nuestras frustraciones y aficiones, ahora nos toca a nosotros compartir las suyas. El otro día les acompañamos a otra exhibición cetrera, donde tuvieron la oportunidad de calzarse un guante y tener sobre su brazo un águila de Harris y ya hemos contactado con alguna asociación que aún practican al arte medieval de la cetrería en pleno siglo XXI para poder visitarles y avivar el vínculo.

¿ Alguien sabe dónde venden gallinas vivas?

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