jueves, 1 de septiembre de 2011

Madera de estadista



Ahora lo entiendo. Lo que le pasa a la Reina de Saba es que se está preparando para meterse en política y está metida de lleno en su papel. Lo vive. Lo vive tanto que, como buen político habla, pero no dice nada. Su discurso mantiene las conexiones sintácticas, pero carece de todo tipo de referencia semántica. A la estructura le faltan los ladrillos, al árbol los frutos, su discurso es puro aire, un susurro sin sentido. Lo dicho, ni Stalin, ni Felipe, ni Kennedy. Todos unos aficionados.

Luego está lo de la memoria. La Reina de Saba ya no tiene memoria, sólo recuerdos y estos son cada vez más limitados y recurrentes. En este tesitura, pPuede prometer lo que le dé la gana: que si la variante de Pajares, que si el Ave MAdrid Gijón, que si el cheque bebé, que si crearemos 80.000 puestos de trabajo, que se los planes quinquenales, que si la Revolución Cultural, que si "read my lips, no more taxes", que si "sangre, sudor y lágrimas", que si el plan del carbón, Josiángel, en fin, puede prometer lo que le dé la gana que como no tiene memoria... a ver quien le pide cuentas. Lo dicho, es el político perfecto. Estoy seguro que si pudiera se presentaría a las próximas elecciones, pero le da pereza eso de que los partidos nuevos que se quieren presentar tienen que andar detrás de un notario para recabar el 1% de avales para poder presentarse a las elecciones.

Todo facilidades.

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