En mi adolescencia me tenia amargado la capacidad de mis padres para cazarme cada vez que:
a) fumaba un cigarrillo.
b) me tomaba dos cacharros.
c) me fumaba un porro.
Daba igual que me atiborrara de colonia, que me bebiera toda la cosecha anual de café de Colombia, que hubiera dormido la mona y provocado el vómito, que hubieran pasado 6 u 8 horas, que preguntara a los colegas: "¿ se me ve bien?, ¿ se me nota algo?" Daba igual. Antes de que metiera la llave en la cerradura ellos ya sabían, oíga. Eran infalibles.
Ahora que soy padre me doy cuenta que los poderes se heredan. Cascarrabia´s Kid y el Agente Naranja sufren ya a sus 7 y 5 años respectivamente los efectos demoledores de mis súperpoderes.
Cuando por las mañanas nos preparamos para salir al cole, sólo tengo que mirarles a la cara para saber que se han metido juguetes en los bolsillos. "Hay algo que yo deba saber?, ¿ Hay algo que debas contarme? " Y el juguetito aflora del bolsillo, tras un par de "no, nada", muy poquito convinvente por otro lado.
Igualmente, cuando están lejos, en alguna otra habitación de la casa, y atrona de pronto un sospechoso silencio, desde el otro extremo de la casa les recuerdo: "Os estoy viendo" y de golpe se interrumpe el silencio y acuden con gran recogimiento a mi presencia, con una mezcla de malicia y sorpresa por sentirse descubiertos desde tanta distancia.
Este truco de desprestigitador barato ya está quemado y no surte los efectos deseados. Esta semana Cascarrabia´s Kid respondió a mi bozarrón " Nos estarás escuchando, porque desde la cocina no nos puedes ver". En fin, lo doy por amortizado.
Hay ocasiones en que adivino lo que van a decir antes de que abrán la boca. "No", les digo cuando vamos caminando por la calle. Y no me cabe duda, de que les he adivinado las intenciones al oír su inequívoca reacción.
"Jo" = me has cazado.
"Jo, papa"= me has cazado pero no me mola nada.
O bien, "jo, papa, porfa" = me has cazado, no me mola nada, a ver si te enrollas.
Y pasamos los tres de largo por delante de la tienda de chuches arrastrando nuestra decepción, aquellos que la tengan.
Esto de ser padre tiene un potencial tremendo. ¡Qué miedo me doy!